Afrenta
Publicado: Mar, 01 May 2018 3:24
Fue la piedra.
No el empeine topándose
una y otra vez con ella
(como vagón de tren en maniobras).
Fue la piedra.
Desinhibida y desnuda.
Mezcla de asperezas lunáticas
y cicatrices de sol.
Habitante de la huida permanente,
del dolor, la desidia...
Acumulación de siglos de sueños
en bosques, latidos y derrames
que no vi.
Fue la piedra.
Obstinado obstáculo que
-por egocéntrico-
se hizo visible interpelando al paso.
Y la caída ya no era consecuencia.
Era el anuncio de su ser,
de su presencia de nada y de todo,
de su osada existencia
con historia que grita
o llora.
Y estuvo ahí, siempre ahí...
Pero no escuché.
No el empeine topándose
una y otra vez con ella
(como vagón de tren en maniobras).
Fue la piedra.
Desinhibida y desnuda.
Mezcla de asperezas lunáticas
y cicatrices de sol.
Habitante de la huida permanente,
del dolor, la desidia...
Acumulación de siglos de sueños
en bosques, latidos y derrames
que no vi.
Fue la piedra.
Obstinado obstáculo que
-por egocéntrico-
se hizo visible interpelando al paso.
Y la caída ya no era consecuencia.
Era el anuncio de su ser,
de su presencia de nada y de todo,
de su osada existencia
con historia que grita
o llora.
Y estuvo ahí, siempre ahí...
Pero no escuché.