Editorial Alaire

Las estatuas presiden la ciudad,
dormitan como el viento de la noche,
protegen alamedas y jardines
con su alma inmortal.

Pueden pasar el tiempo,
las heridas,
la historia interminable,
los inviernos,
las fechas señaladas,
el carrusel del mundo,
el espíritu extraño de las modas...

mas las estatuas siguen en su espacio
uniendo en alfabetos de silencio
el aire de la vida,
las ausencias sin nombre
y el vacío.

Nos recuerdan que todo es pasajero,
menos la piedra mágica del hombre
que desafía al pulso de los astros.


Ana Muela Sopeña

Un poema espléndido, Ana. Me ha gustado mucho. Te felicito, amiga.

Un fuerte abrazo.

Hola, Ana.
Como la vida misma, la poesía busca también nuevas emociones, subjetivas u objetivas de la realidad existente, sin duda avanza hacía nuevas perspectivas de visión, para hacer de lo cotidiano nuevas fórmulas para sentir lo que no se ve a simple vista.
Para mí, hay algo que no puede romperse en ella, de lo contrario no sería poesía. Es la ética y la estética en un poema, respetando lucidez e independencia.
Tus poemas guardan esa fórmula y son preciosos.
Un placer leerte siempre.
Besos

Nos recuerdan que todo es pasajero,
menos la piedra mágica del hombre
que desafía al pulso de los astros.


Al final queremos que sean estética eterna
y tan solo son ornamentales que dan vida
en el momento de contemplarlas.
Me gusta el poema.
Simon

Cierre de oro para un fantástico poema, como siempre Ana felicidades
Un abrazo
Carmen

Solo la piedra se hace perenne. Bonitoi poema
Salud

Muchas gracias, Manuel, por tus palabras efusivas:

Me alegra que te haya gustado.

Un beso grande
Ana

Muy bello poema Ana. Una inspiración llena de aciertos literarios, mi enhorabuena.
Un abrazo

Buen poema, Ana, con logradas imágenes y profundo sentido. un placer leerte
Besos
Pilar

Agradezco mucho, Carmen, tu comentario.

Ética y estética, nunca mejor dicho...

Un beso grande
Ana

Gracias, Simón, por venir...

Un abrazo
Ana

Permanecen en su sitio cada vez que pasas pero te hablan para darte a entender que te conocen y respetan.
Ellas se portan como si fueran eternas y te reconocen dócil para el cambio de las voluntades.

Un abrazo

Muchas gracias, Carmen, por tus efusivas palabras.

Abrazos
Ana

Me alegra, Salud, que te haya gustado el poema.

Un abrazo
Ana

Agradezco tus palabras, Armilo.

Me alegra verte en mi espacio.

Un beso
Ana