Editorial Alaire

Buenas a todos. No tengo la cultura y experiencia de la gente de este foro, sin embargo me quería presentar con un escrito para romper el hielo y la vergüenza. Aquí os lo dejo:

"Prestarse de diana no es tan estúpido como pueda parecer siempre y cuando se coopere con el lanzador.

Primero, deberemos instalar la escenografía, ponernos ropa cómoda pero no demasiado ancha, y definir la trayectoria de los cuchillos y los puntos de lanzamiento y encaje.

En segundo lugar, nos colocaremos en posición sobre la figura rotulada con tiza. Para entonces, el miedo será intenso y puede llegar a surgir el pánico. Sal de tu figura si fuera insoportable y ensáyalo tantas veces como sea necesario.

Después de este paso, deberemos permanecer quietos y recibir los cuchillos con entereza. Es importante no quedarse mirando al filo antes del lanzamiento, en lugar de eso, es mejor esperar una buena conexión visual con el cómplice y acordar telepáticamente el momento. Si alguno pasara demasiado cerca, no desesperar: entra dentro de lo esperado. Cuanto menos te defiendas, más fácil será para el lanzador y mejor saldrá el espectáculo.

Puede ocurrir que salgamos heridos, entonces deberemos olvidar el universo que hay en el techo, y acudir al hospital sin demora, taponando bien la herida por el camino. NO INTENTAR SACAR EL CUCHILLO."

Bienvenido seas al foro de prosa en Alaire, Carlos.

Tu relato parece insistir en la dinámica mental que supone ser el centro de la atención, del ojo experto, del movimiento exacto...

Gracias por compartir; salud y felicidad.

Gracias por la bienvenida, encantado de estar aquí con vosotros, me parecéis personas de las que aprender mucho.

Mi intención era describir una situación de pánico escénico. La verdad es que no estoy seguro de cómo habría que clasificar esto, no me parecía que fuese un relato en un principio.

¡Saludos!

Carlos V. escribió:Buenas a todos. No tengo la cultura y experiencia de la gente de este foro, sin embargo me quería presentar con un escrito para romper el hielo y la vergüenza. Aquí os lo dejo:

"Prestarse de diana no es tan estúpido como pueda parecer siempre y cuando se coopere con el lanzador.

Primero, deberemos instalar la escenografía, ponernos ropa cómoda pero no demasiado ancha, y definir la trayectoria de los cuchillos y los puntos de lanzamiento y encaje.

En segundo lugar, nos colocaremos en posición sobre la figura rotulada con tiza. Para entonces, el miedo será intenso y puede llegar a surgir el pánico. Sal de tu figura si fuera insoportable y ensáyalo tantas veces como sea necesario.

Después de este paso, deberemos permanecer quietos y recibir los cuchillos con entereza. Es importante no quedarse mirando al filo antes del lanzamiento, en lugar de eso, es mejor esperar una buena conexión visual con el cómplice y acordar telepáticamente el momento. Si alguno pasara demasiado cerca, no desesperar: entra dentro de lo esperado. Cuanto menos te defiendas, más fácil será para el lanzador y mejor saldrá el espectáculo.

Puede ocurrir que salgamos heridos, entonces deberemos olvidar el universo que hay en el techo, y acudir al hospital sin demora, taponando bien la herida por el camino. NO INTENTAR SACAR EL CUCHILLO."

Holaaa Carlos, coincido con tu protagonista en el primer párrafo. Pero bueno, aunque soy un poco sinvergüenza, el miedo a los lanzadores de cuchillos y de miradas sigue siendo mi asignatura pendiente.
Me encantaron los consejos y el relato. Lo menos grave sería salir herido; pero del miedo, ¿quién sale ileso?
Un saludote, compañero de letras y de espacios.