Editorial Alaire

Abro las compuertas
y un hilo triste emana de un verso sanador.
La tolerancia emocional se pierde por sus ríos.
Extiendo la razón para entender, y una mancha se posa
en una hoja en blanco.
La lejanía no es el olvido,
hay rincones del alma que no saben hablar
y dejan a su paso ese mutismo oscuro
que ensombrece kilómetros de ausencia.

Un perro se acerca a oler mi piel, se frota en mí, se eleva
y sus gestos se funden a los míos.
No olvidó que un día retuve
su cabeza con mis manos.
Al final redondea el lomo sobre el suelo,
y sé que no hay distancia ni muralla
en su descanso.

Abro de nuevo las compuertas,
aún espero que el agua salpique mi rostro,
que se haya desangrado la indiferencia turbia
y a la baranda asomen las ramas de los árboles
que dejé vivos.

Reparto los afectos.
Me llega cual arroyo limpio,
la fidelidad de can.


P.D. A los amigos que tengan la amabilidad de dejar un mensaje, les contestaré a todos a la vez. Llevo el radio roto y me cuesta mucho escribir. Por la misma razón os leo pero no comento.

Un poema sereno, intimista. Me gustó la ternura que desprende el afecto por el animal fiel. Un buen trabajo. Besos.

Poema tierno Pilar, siempre disfruto con tus versos
Un abrazo
Carmen

Gracias, Ramon y Carmen, por acompañar al poema con vuestra valiosa palabra.
Besos. Pilar

Hermoso, Pilar'; hay muchas cosas que asoman en esta fortaleza de versos. Me gusta como miras hacia dentro y como la estrofa central nos ilustra y nos conmociona.

Abrazo enorme; deseo que mejores pronto, querida compañera.

Este poema, como otros tantos tuyos, me trasmiten melancolía. Siento que escribes desde las profundidades de tu visión humana, y haces introspección honesta, sincera, a la vez que una catarsis absolutamente válida. Mis mejores deseos.

Abrazos fraternos.
Óscar

Un trabajo hermoso y rebosante de lirismo, amiga Pilar.
Abrazos.

Me llega el olor a miel de tu poema porque abriste las compuertas del sentir
y gocé con tus formas, tus palabras y tus versos.

Un abrazo

Pilar Morte escribió:


La lejanía no es el olvido,
hay rincones del alma que no saben hablar
y dejan a su paso ese mutismo
oscuro que ensombrece kilómetros de ausencia.

Un perro se acerca a oler mi piel, se frota en mí, se eleva
y sus gestos se funden a los míos.
Al final redondea el lomo sobre el suelo,
y sé que no hay distancia ni muralla
en su descanso.

Reparto los afectos.
Me llega cual arroyo limpio,
la fidelidad de can.


P.D. A los amigos que tengan la amabilidad de dejar un mensaje, les contestaré a todos a la vez. Llevo el radio roto y me cuesta mucho escribir. Por la misma razón os leo pero no comento.

Espero, sobre todo, que estes mejor y esa fractura no evite tu presencia.

He dejado los versos que más me han gustado, amiga Pilar, realmente tenemos que repartir afectos y la fidelidad de nuestros perros es/era incuestionable.

Un abrazo grande

Muy bello poema, Pilar.
Me encanta la experiencia íntima que logra tu verso expresar.
Me ha encantado.
Besos.