Editorial Alaire

Remuerde mi conciencia la pérfida aventura
que escondo en mi intelecto, que guardo de ambrosía;
me siento tan abyecto porque la felonía
ya no es una advertencia sino una desventura.

Te ruego; ten clemencia pues vuélvese tortura
este hórrido trayecto teñido en villanía
que sufro con efecto de sórdida apatía;
no opongo resistencia si pierdes la cordura.

Sé bien que te he engañado bebiendo en otra fuente,
y entiendo si te marchas negándome tu amor
pero por Dios no llores ni sufras por mi culpa…

ni expongas mi costado buscándome suplente;
sembrando; álgida, escarchas sobre este agrio dolor:
Vendrán tiempos mejores ¡si tu alma me disculpa…!

Bueno, ¿qué quieres si haces travesuras?
Ahora en serio, me gusta esta forma de escribir , un tanto seria y un tanto burlona.
Muy bueno Felipe!!!!!!!!!!!
Besotes
Beatriz

Encuento muy acertado el comentario de Beatriz, amigo Tonisan. A mí también me gusta escribir sonetos y siempre procuro mantener una cierta ironía de fondo en el discurso, que actúe de contrapunto a la inevitable solemnidad de la forma.

Por otra parte, te diré, con sinceridad, que el soneto me parece algo saturado de rima, aunque debido a su perfecto ritmo, la fortaleza de las pautas constituya en sí un importante logro, algo que aprecio en su justa medida y en toda la extensión de su dificultad.

Un abrazo,

Esteban

Confieso que soy más de verso libre, lo que no me impide admirar el trabajo bien hecho. Este soneto alejandrino me parece excelente. Un saludo cordial.