La paz es aquí tuya

[M. Sánchez]

Surgen los caracoles desde tu mano Imelda.
La paz es aquí tuya.
El aire, persistente.
Las torsiones más finas te conjugan Imelda entre mis rocas.
Tengo muchas palabras para darme.
Puedo multiplicar tu cielo y verme.
Son la madre y el pan lo que me falta.

Existe una incansable ausencia que me atrae con valor hasta su origen.
Imelda, cuánto aparecimiento.

Hay costura, eso sí:
hay un mismo alrededor para cualquier paisaje
que fue paso vacío
de una época.
Algo tiene panteras imprevistas.
Alguien desarma lo que va alejándose.
Una conversación que se convierte en luto.
Una explosión final
si lo que escucho en mi hombro
es que estoy vivo.

Nadie puede saber Imelda quien se oculta
o quien abre la puerta
en un cuerpo olvidado.

[Marisa Peral]

Surgen los caracoles desde tu mano Imelda.
La paz es aquí tuya.
El aire, persistente.
Las torsiones más finas te conjugan Imelda entre mis rocas.
Tengo muchas palabras para darme.
Puedo multiplicar tu cielo y verme.
Son la madre y el pan lo que me falta.

Existe una incansable ausencia que me atrae con valor hasta su origen.
Imelda, cuánto aparecimiento.

Hay costura, eso sí:
hay un mismo alrededor para cualquier paisaje
que fue paso vacío
de una época.
Algo tiene panteras imprevistas.
Alguien desarma lo que va alejándose.
Una conversación que se convierte en luto.
Una explosión final
si lo que escucho en mi hombro
es que estoy vivo.

Nadie puede saber Imelda quien se oculta
o quien abre la puerta
en un cuerpo olvidado.

Buen Día, Manuel.
Otro poema grande, amigo, se lea por dónde se lea.
Te he dicho muchas veces que me emocionas y eso para mí es la poesía.
Yo no entiendo de métricas ni estilos, escribo lo que siento y me apetece y, como sabes, a veces hago experimentos.
Y tú me entiendes ¿sí?
Este despertar ha sido estupendo con tu poema.
Gracias y un abrazo enorme.

[E. R. Aristy]

Surgen los caracoles desde tu mano Imelda.
La paz es aquí tuya.
El aire, persistente.
Las torsiones más finas te conjugan Imelda entre mis rocas.
Tengo muchas palabras para darme.
Puedo multiplicar tu cielo y verme.
Son la madre y el pan lo que me falta.

Existe una incansable ausencia que me atrae con valor hasta su origen.
Imelda, cuánto aparecimiento.

Hay costura, eso sí:
hay un mismo alrededor para cualquier paisaje
que fue paso vacío
de una época.
Algo tiene panteras imprevistas.
Alguien desarma lo que va alejándose.
Una conversación que se convierte en luto.
Una explosión final
si lo que escucho en mi hombro
es que estoy vivo.

Nadie puede saber Imelda quien se oculta
o quien abre la puerta
en un cuerpo olvidado.

Impresionante! Te felicito, Manuel. ERA

[M. Sánchez]

Surgen los caracoles desde tu mano Imelda.
La paz es aquí tuya.
El aire, persistente.
Las torsiones más finas te conjugan Imelda entre mis rocas.
Tengo muchas palabras para darme.
Puedo multiplicar tu cielo y verme.
Son la madre y el pan lo que me falta.

Existe una incansable ausencia que me atrae con valor hasta su origen.
Imelda, cuánto aparecimiento.

Hay costura, eso sí:
hay un mismo alrededor para cualquier paisaje
que fue paso vacío
de una época.
Algo tiene panteras imprevistas.
Alguien desarma lo que va alejándose.
Una conversación que se convierte en luto.
Una explosión final
si lo que escucho en mi hombro
es que estoy vivo.

Nadie puede saber Imelda quien se oculta
o quien abre la puerta
en un cuerpo olvidado.

Buen Día, Manuel.
Otro poema grande, amigo, se lea por dónde se lea.
Te he dicho muchas veces que me emocionas y eso para mí es la poesía.
Yo no entiendo de métricas ni estilos, escribo lo que siento y me apetece y, como sabes, a veces hago experimentos.
Y tú me entiendes ¿sí?
Este despertar ha sido estupendo con tu poema.
Gracias y un abrazo enorme.

Claro que te entiendo!!!!
Y te doy las gracias por tu cercanía en esto de la poesía, amiga.
Muchas gracias.
Un fuerte abrazo.

[Carmen Parra.]

Me ha parecido un poema excepcional Manuel, tus versos son profundos
Un abrazo y mi admiración
Carmen

[M. Sánchez]

Surgen los caracoles desde tu mano Imelda.
La paz es aquí tuya.
El aire, persistente.
Las torsiones más finas te conjugan Imelda entre mis rocas.
Tengo muchas palabras para darme.
Puedo multiplicar tu cielo y verme.
Son la madre y el pan lo que me falta.

Existe una incansable ausencia que me atrae con valor hasta su origen.
Imelda, cuánto aparecimiento.

Hay costura, eso sí:
hay un mismo alrededor para cualquier paisaje
que fue paso vacío
de una época.
Algo tiene panteras imprevistas.
Alguien desarma lo que va alejándose.
Una conversación que se convierte en luto.
Una explosión final
si lo que escucho en mi hombro
es que estoy vivo.

Nadie puede saber Imelda quien se oculta
o quien abre la puerta
en un cuerpo olvidado.

Impresionante! Te felicito, Manuel. ERA

ERA, te agradezco muchísimo tu amabilidad y tus palabras generosas y cercanas.
Un fuerte abrazo, amiga.

[M. Sánchez]

Me ha parecido un poema excepcional Manuel, tus versos son profundos
Un abrazo y mi admiración
Carmen

Me alegro, Carmen. Te doy las gracias por tus palabras y tu lectura.

Un fuerte abrazo.