Editorial Alaire

Si algún placer cupidiscente hoy quisiera empezar de nuevo
tratando de ser justo admiraría los motivos,
aunque por comprender lo que más vale
debería tratar de corregir la trayectoria de mi huida.

No me digas que no me necesitan tus dos tetas
femeninas ni arriendes mis cojones de improviso.
Atento estoy a tu dilema aunque vaya de antojo a despilfarro
o viceversa, mientras siento que caigo en solitario.

Ya sé que estás atenta y fluorescente
con un beso en los dos labios porque tienes
metido en el sabor de la memoria
el placer cupidiscente que aun conservas.

Guillermo Cuesta escribió:Si algún placer cupidiscente hoy quisiera empezar de nuevo
tratando de ser justo admiraría los motivos,
aunque por comprender lo que más vale
debería tratar de corregir la trayectoria de mi huida.

No me digas que no me necesitan tus dos tetas
femeninas ni arriendes mis cojones de improviso.
Atento estoy a tu dilema aunque vaya de antojo a despilfarro
o viciversa, mientras siento que caigo en solitario.

Ya sé que estás atenta y fluorescente
con un beso en los dos labios porque tienes
metido en el sabor de la memoria
el placer cupidiscente que aun conservas.

Buen poema, Guillermo, Cupido y sus dardos
son tan complejos como el amor.

Aquesta cupidicencia
que nos trae,
Como a dos por tres calles,
Nos sirve de referencia,
Cupido tiene la ciencia
del antojo con sus dardos.
Y bajamos como bardos
de la letra por ladera,
buscando la primavera
por los caminos de nardos.



Felicidades,

Un abrazo

Rafael

Original poema... ¿de amor? Una perspectiva nueva nos brindas. Y se agradece.
Un abrazo
J. Manuel

Rafael Zambrano Vargas escribió:

Guillermo Cuesta escribió:Si algún placer cupidiscente hoy quisiera empezar de nuevo
tratando de ser justo admiraría los motivos,
aunque por comprender lo que más vale
debería tratar de corregir la trayectoria de mi huida.

No me digas que no me necesitan tus dos tetas
femeninas ni arriendes mis cojones de improviso.
Atento estoy a tu dilema aunque vaya de antojo a despilfarro
o viciversa, mientras siento que caigo en solitario.

Ya sé que estás atenta y fluorescente
con un beso en los dos labios porque tienes
metido en el sabor de la memoria
el placer cupidiscente que aun conservas.

Buen poema, Guillermo, Cupido y sus dardos
son tan complejos como el amor.

Aquesta cupidicencia
que nos trae,
Como a dos por tres calles,
Nos sirve de referencia,
Cupido tiene la ciencia
del antojo con sus dardos.
Y bajamos como bardos
de la letra por ladera,
buscando la primavera
por los caminos de nardos.



Felicidades,

Un abrazo

Rafael

Rafael por tan ameno e interesante comentario, gracias amigo.
Me alegró tu visita y opinión

jose manuel saiz escribió:Original poema... ¿de amor? Una perspectiva nueva nos brindas. Y se agradece.
Un abrazo
J. Manuel

Por donde ronda el amor hay peligro de caer, amigo, si Cupido está en el ajo.
Gracias por pasar dejando huella.

Un abrazo

Un poema sin almíbar que me ha hecho sonreír.
Una abrazo.
Pepa

Así, al pan, pan. Un placer pasar por tus versos.
Abrazos
Pilar

Guillermo Cuesta escribió:Si algún placer cupidiscente hoy quisiera empezar de nuevo
tratando de ser justo admiraría los motivos,
aunque por comprender lo que más vale
debería tratar de corregir la trayectoria de mi huida.

No me digas que no me necesitan tus dos tetas
femeninas ni arriendes mis cojones de improviso.
Atento estoy a tu dilema aunque vaya de antojo a despilfarro
o viceversa, mientras siento que caigo en solitario.

Ya sé que estás atenta y fluorescente
con un beso en los dos labios porque tienes
metido en el sabor de la memoria
el placer cupidiscente que aun conservas.

Un placer pasar por tus excelentes versos, estimado amigo, Guillermo.
Un abrazo.

BEGOÑA.

Un poema con humor para sonreír y reírnos un poco de nosotros mismos.

Un abrazo, Guillermo
Ana

Guillermo Cuesta escribió:Si algún placer cupidiscente hoy quisiera empezar de nuevo
tratando de ser justo admiraría los motivos,
aunque por comprender lo que más vale
debería tratar de corregir la trayectoria de mi huida.

No me digas que no me necesitan tus dos tetas
femeninas ni arriendes mis cojones de improviso.
Atento estoy a tu dilema aunque vaya de antojo a despilfarro
o viceversa, mientras siento que caigo en solitario.

Ya sé que estás atenta y fluorescente
con un beso en los dos labios porque tienes
metido en el sabor de la memoria
el placer cupidiscente que aun conservas.

-----------------------------------------

¿Para qué andarse por las ramas? como dice Pilar, al pan, pan, así de claro, conciso y por cierto... aquí, en este poema no advierto tus habituales dudas. Manejas la certeza con una certeza (redundancia) implacable.

Abrazos marineros.

Me gusta esa originalidad erótica que transmite tu poema Guillermo. Me gustó y disfruté leyendo

saludos

rafael

Hermoso y ameno trabajo, amigo Guillermo.
Abrazos.