Hoy en mi ciudad
Publicado: Mar, 13 Feb 2018 1:53
Hoy en mi ciudad
Hoy más allá de la llamarada, de la muerte de García Curten,
Del arte derrumbado, de la soledad de mi casa,
Hoy desgarrado hacia el sur, pueblo dejado, por el hambre,
Siendo Jorge Luis Borges, la pluma del mundo.
Hoy, cercado por fantasmas, hoy solitario, hoy más loco que nunca,
He aprendido mi propia vida, mi propio ser, mundano,
Rugiendo las manzanas que como, que quiero herir,
Amando a España, en Argentina, entre silencios muy míos.
Neruda es la gran espada, la gran manada de toros salvajes,
tu mirada amada no matara la poesía, ni el gris del cielo,
Mis vendas en sangre, mi latitud azul,
las esculturas de Fernando García, y la luz en el firmamento,
¿Es la vida un ruego de Neruda, es la vida algo para vivir?
Será que llueve en Buenos Aires, será que no digo nada nuevo,
Será que no tengo amantes, que no acaricio la piel
De aquella mujer que ame y que no me amo,
Truenos de agonías, truenos de soledades
Son miradas perdidas
Son ecos lujuriosos de un infierno ignoto,
Yo poeta
Desguarecido de Vargas llosa el perro ardiente,
Yo
Que no busco más que una rosa fulgurosa en mi ciudad,
Ahora más humano que todo el mundo
El más solitario escritor de Argentina,
Yazgo como pez dormido por la muerte y los roedores de la fama,
Quiero un despertar
Un despertar
Y dormir en ese lecho sangriento de una primavera sagrada.
Hoy más allá de la llamarada, de la muerte de García Curten,
Del arte derrumbado, de la soledad de mi casa,
Hoy desgarrado hacia el sur, pueblo dejado, por el hambre,
Siendo Jorge Luis Borges, la pluma del mundo.
Hoy, cercado por fantasmas, hoy solitario, hoy más loco que nunca,
He aprendido mi propia vida, mi propio ser, mundano,
Rugiendo las manzanas que como, que quiero herir,
Amando a España, en Argentina, entre silencios muy míos.
Neruda es la gran espada, la gran manada de toros salvajes,
tu mirada amada no matara la poesía, ni el gris del cielo,
Mis vendas en sangre, mi latitud azul,
las esculturas de Fernando García, y la luz en el firmamento,
¿Es la vida un ruego de Neruda, es la vida algo para vivir?
Será que llueve en Buenos Aires, será que no digo nada nuevo,
Será que no tengo amantes, que no acaricio la piel
De aquella mujer que ame y que no me amo,
Truenos de agonías, truenos de soledades
Son miradas perdidas
Son ecos lujuriosos de un infierno ignoto,
Yo poeta
Desguarecido de Vargas llosa el perro ardiente,
Yo
Que no busco más que una rosa fulgurosa en mi ciudad,
Ahora más humano que todo el mundo
El más solitario escritor de Argentina,
Yazgo como pez dormido por la muerte y los roedores de la fama,
Quiero un despertar
Un despertar
Y dormir en ese lecho sangriento de una primavera sagrada.