La lealtad del pájaro azul
Publicado: Dom, 28 Ene 2018 2:07
¿Quién incide en la rigurosa mentira, la mentira de un santo con espada?
Es quizá la erudición del pájaro azul, la verdad, en la rama,
con semillas, con olvidos, con sexo, con plumas.
¿Quién ruega en la ventana a la amada, a los trenes, a los autos?
Platicando está el pájaro azul, libre, silenciero, delatante.
Pero el sur de Buenos Aires muere con Piazzolla,
en sus cánticos, en sus runas olvidadas, en sus manos abiertas…
La luna rige el destino de una mujer, que es mía, y que no es mía.
Poeta de la delincuencia, del morir quejoso, de la penumbra,
del verano sentencioso de ruegos, ruegos hacia el sur…
España con sus toreros, y el pájaro azul con el viento de la noche,
el viento de la noche con fugitivos pasos asesinos
en tus manos, tus manos, tu rostro
y el silbido de una herida al despertar en la rama de los cerezos.
Hoy jugando a las escondidas,
hoy llorando por la mujer amada,
hoy por la muerte de mi ser.
Ayer, por los pájaros.
Hoy, por tu sedienta lengua que seduce la palabra.
Brillo de estrellas, el universo, lo que somos,
humanos, humanos
queriendo buscar un destino, con los pájaros azules.
Lo veo en estampa pampeana,
es el pájaro que ve destinos y muertes crepusculares,
noches de guaridas, de serpientes, de niños dormidos.
Al igual que tu poeta
solo me sirve la humildad de un pan,
el rezo para mi muerte,
la buena palabra de un amigo y la sentencia en el crepitar de las llamas,
en la comida bendecida por dios.
Es quizá la erudición del pájaro azul, la verdad, en la rama,
con semillas, con olvidos, con sexo, con plumas.
¿Quién ruega en la ventana a la amada, a los trenes, a los autos?
Platicando está el pájaro azul, libre, silenciero, delatante.
Pero el sur de Buenos Aires muere con Piazzolla,
en sus cánticos, en sus runas olvidadas, en sus manos abiertas…
La luna rige el destino de una mujer, que es mía, y que no es mía.
Poeta de la delincuencia, del morir quejoso, de la penumbra,
del verano sentencioso de ruegos, ruegos hacia el sur…
España con sus toreros, y el pájaro azul con el viento de la noche,
el viento de la noche con fugitivos pasos asesinos
en tus manos, tus manos, tu rostro
y el silbido de una herida al despertar en la rama de los cerezos.
Hoy jugando a las escondidas,
hoy llorando por la mujer amada,
hoy por la muerte de mi ser.
Ayer, por los pájaros.
Hoy, por tu sedienta lengua que seduce la palabra.
Brillo de estrellas, el universo, lo que somos,
humanos, humanos
queriendo buscar un destino, con los pájaros azules.
Lo veo en estampa pampeana,
es el pájaro que ve destinos y muertes crepusculares,
noches de guaridas, de serpientes, de niños dormidos.
Al igual que tu poeta
solo me sirve la humildad de un pan,
el rezo para mi muerte,
la buena palabra de un amigo y la sentencia en el crepitar de las llamas,
en la comida bendecida por dios.