Editorial Alaire

Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.

Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).

Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.

Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.

¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.

Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.

He disfrutado con tu buena poesía y con esa estrofa final excelente. Un beso.

Ne he dejado envolver por la belleza de tu poesía Pilar, me ha gustado mucho compañera
Un abrazo
Carmen

Ramón Carballal escribió:He disfrutado con tu buena poesía y con esa estrofa final excelente. Un beso.

Aprecio mucho tu palabra, querido amigo, y te la agradezco infinito.
Besos
Pilar

carmen Parra escribió:Ne he dejado envolver por la belleza de tu poesía Pilar, me ha gustado mucho compañera
Un abrazo
Carmen

Me alegra que te haya gustado, querida amiga, y lo muestres con tu valiosa palabra
Besos
Pilar

Es admirable sentir la melancolía de tu poema. Me he dejado llevar por la fuerza emocional que emanan de tus versos. Me gusta tu poesía, es muy humana.

Un abrazo con afecto.
Óscar

Un poema de una modernidad hermosa, figuras en todo él, de gran seguridad en sus apreciaciones . Me ha encantado los versos finales. Pilar, el miedo se olvida ? Me gustaría que la soledad llevara ese camino. Un poema extraordinario..

Desde la soledad de mi isla, un gran abrazo.

José Manuel F. Febles.

Un gran poema, Pilar
un abrazo

Recapitulación de la amargura de lo vivido, Para cerrar al final con unos magníficos versos que expresan esperanza, y confianza, predisposición para la vida.

Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.

Todo un placer de lectura, Pilariña.

Un bico.

Pilar Morte escribió:Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.

Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).

Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.

Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.

¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.

Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.

"Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo."

Esos versos son geniales y el cierre una delicia.
Un placer de lectura, Pilar,un abrazo y feliz fin de semana.

Óscar Distéfano escribió:Es admirable sentir la melancolía de tu poema. Me he dejado llevar por la fuerza emocional que emanan de tus versos. Me gusta tu poesía, es muy humana.

Un abrazo con afecto.
Óscar

Me hace muy feliz que te guste mi poesía porque últimamente estoy dudando de lo que escribo. Gracias por tus gratas palabras.
Besos
Pilar

Pilar Morte escribió:Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.

Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).

Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.

Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.

¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.

Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.

Vences, la ternura es un poder entre poderes. Maravilloso poema, Pilar. Abrazos, ERA

José Manuel F. Febles escribió:Un poema de una modernidad hermosa, figuras en todo él, de gran seguridad en sus apreciaciones . Me ha encantado los versos finales. Pilar, el miedo se olvida ? Me gustaría que la soledad llevara ese camino. Un poema extraordinario..

Desde la soledad de mi isla, un gran abrazo.

José Manuel F. Febles.

Gracias por venir y dejar tu amable pakabra.
Besos
Pilar

Tu buena poesía es indudable, querida Pilar. Un trabajo firme, brillante y muy hermoso.

Felicitaciones sinceras y un beso grande.

Muy hermoso poema, Pilar, un placer de lectura, compañera. Un abrazo.