Sucede que…
Publicado: Jue, 25 Ene 2018 15:27
Sucede que… os sigo leyendo asombrada...
Sucede que, hay días malos, incluso muy malos, en los que la soledad es
compañera no llamada. Esa soledad, no es una chica bonita, no tiene sexo, se
instala indiscriminadamente en ti, en mi, en otros... es hermafrodita, como
los caracoles, que salen al sol cuando nosotros no somos capaces de verlo.
Sucede que, hay introspecciones que son como plagios de nuestros
pensamientos, ya lo ha dicho alguien, y también prosas que son una
declaración de sentimientos compartidos, calcados, y hay algo joven que
envejece y algo antiguo que no quiere renacer o, también, algo viejo que es
preferible que muera.
Sucede que, los días de vino y rosas, son demasiados para poder soportar las
resacas, que las noches de insomnio nos debilitan y no hay nuevos
amaneceres... todo sigue plano cuando nos gustaría encontrar una pequeña
colina por la que poder ascender, o descender. Pero no hay cambios.
Sucede que, algunos, escribimos para soltar, soltarnos, vaciarnos...
necesitamos hacerlo y que nos lean, que alguien, a quién ni siquiera
conocemos, nos haga creer por un momento que ha entendido lo que queremos
decir... literatura, o no, tal vez no. ¡Con toda seguridad, no!. Quizás son
palabras engarzadas torpemente, apresuradamente, que nos ahogan y no podemos
pronunciar en voz alta.
Sucede que, alguien escucha esa voz y te anima, te dice:
¡Oye! ¡estamos aquí! ¡cuenta! ¡las cosas pueden cambiarse!
y en ese momento te sientes acompañada pero es un engaño, solo algo que la
imaginación quiere creerse, hoy estoy totalmente convencida de ello.
Sucede que, en este lugar que nunca estuvo abandonado a pesar de no existir,
si hubo ausencias importantes, si hubo discusiones absurdas, si hubo
rencores que no entiendo, pero también hubo compañerismo y palabras, muchas
palabras, hubo ¿amores? los hubo, si, y los hay. Hubo ilusión, y la hay, la
habrá...
Pero sucede que, todo cambia, todos cambiamos y ya no encuentro lo que
busco... tal vez por mi cobardía, tal vez porque la soledad es como una
pequeña carcoma que va agujereando el alma... demasiados túneles, demasiada
oscuridad, demasiado vacío.
Aun así, os sigo leyendo asombrada. Sigo aquí intentando encontrar un
pequeño resquicio, una pequeña ranura por la que pueda entrar el aire
necesario para respirar. Hoy, esto es lo único que me ayuda a seguir
adelante.
Por eso mismo, no me cansaré de deciros, gracias por estar ahí, al otro
lado.
©MAR – 12/06/2001- Revisado 01/2018
Sucede que, hay días malos, incluso muy malos, en los que la soledad es
compañera no llamada. Esa soledad, no es una chica bonita, no tiene sexo, se
instala indiscriminadamente en ti, en mi, en otros... es hermafrodita, como
los caracoles, que salen al sol cuando nosotros no somos capaces de verlo.
Sucede que, hay introspecciones que son como plagios de nuestros
pensamientos, ya lo ha dicho alguien, y también prosas que son una
declaración de sentimientos compartidos, calcados, y hay algo joven que
envejece y algo antiguo que no quiere renacer o, también, algo viejo que es
preferible que muera.
Sucede que, los días de vino y rosas, son demasiados para poder soportar las
resacas, que las noches de insomnio nos debilitan y no hay nuevos
amaneceres... todo sigue plano cuando nos gustaría encontrar una pequeña
colina por la que poder ascender, o descender. Pero no hay cambios.
Sucede que, algunos, escribimos para soltar, soltarnos, vaciarnos...
necesitamos hacerlo y que nos lean, que alguien, a quién ni siquiera
conocemos, nos haga creer por un momento que ha entendido lo que queremos
decir... literatura, o no, tal vez no. ¡Con toda seguridad, no!. Quizás son
palabras engarzadas torpemente, apresuradamente, que nos ahogan y no podemos
pronunciar en voz alta.
Sucede que, alguien escucha esa voz y te anima, te dice:
¡Oye! ¡estamos aquí! ¡cuenta! ¡las cosas pueden cambiarse!
y en ese momento te sientes acompañada pero es un engaño, solo algo que la
imaginación quiere creerse, hoy estoy totalmente convencida de ello.
Sucede que, en este lugar que nunca estuvo abandonado a pesar de no existir,
si hubo ausencias importantes, si hubo discusiones absurdas, si hubo
rencores que no entiendo, pero también hubo compañerismo y palabras, muchas
palabras, hubo ¿amores? los hubo, si, y los hay. Hubo ilusión, y la hay, la
habrá...
Pero sucede que, todo cambia, todos cambiamos y ya no encuentro lo que
busco... tal vez por mi cobardía, tal vez porque la soledad es como una
pequeña carcoma que va agujereando el alma... demasiados túneles, demasiada
oscuridad, demasiado vacío.
Aun así, os sigo leyendo asombrada. Sigo aquí intentando encontrar un
pequeño resquicio, una pequeña ranura por la que pueda entrar el aire
necesario para respirar. Hoy, esto es lo único que me ayuda a seguir
adelante.
Por eso mismo, no me cansaré de deciros, gracias por estar ahí, al otro
lado.
©MAR – 12/06/2001- Revisado 01/2018