Cuando te llames olvido
Publicado: Jue, 21 Dic 2017 6:24
Cuando te llames olvido
A Luciano Pereira cantante argentino
En la resurrección de las hibridas fosas del amor secreto en el crepúsculo
Hembra, hembra que renace ficticia en los lamentos del aire del volcán…
Te amo, porque siempre suicidas las caracolas de grietas puras,
Ausente, de la nada, del nunca hambrienta silueta suicida de las tardes…
Hoy, madrugando la nereida del filo del vidrio bello cual poema rojo,
Te regreso, hasta el límite de la vida, poeta y poema maligno de esperanza.
Tus barcos, tus barcos se mueren en mi puerto, en mi suicida soga de soledad,
Irrumpes como pantera, gélida niña de las trencitas justicieras del lobo negro.
Bravo potro, que es místico pájaro de los campos en la estepa lejana…
Tus, manos tus manos, y el mineral susurro nerudiano, y el viento, la palabra.
Muérdago, que juzga la resurrección de la nada, del todo en tu muerte,
Agónica, salvaje bebe mi semen, sexuada, lejana, prostituta de mi amor.
Secretamente te regalo mi jardín huidizo de la manta de sangre lluviosa,
Perdida, sin el vuelo de ángel, de numen, de los peces adormecidos.
Cuando
Cuando
Levanta vuelo el pájaro suicida de los rostros que se cruzan en la ventisca,
Tus manos, tus manos, y el grito en el allá de la pared, juzgada por los clavos.
Aventurera, te extraño en la distancia en la hambruna de besos góticos
Besos góticos, salvajes, umbrales de amistad suicida de los panes rojos.
Nunca muere un grito, un grito que juega en el viento lacerante,
Tus ojos, te amo, te amo, dormido en el árbol del jardín,
Atrás están las palabras del olvido, de tu olvido, de mi olvido.
A Luciano Pereira cantante argentino
En la resurrección de las hibridas fosas del amor secreto en el crepúsculo
Hembra, hembra que renace ficticia en los lamentos del aire del volcán…
Te amo, porque siempre suicidas las caracolas de grietas puras,
Ausente, de la nada, del nunca hambrienta silueta suicida de las tardes…
Hoy, madrugando la nereida del filo del vidrio bello cual poema rojo,
Te regreso, hasta el límite de la vida, poeta y poema maligno de esperanza.
Tus barcos, tus barcos se mueren en mi puerto, en mi suicida soga de soledad,
Irrumpes como pantera, gélida niña de las trencitas justicieras del lobo negro.
Bravo potro, que es místico pájaro de los campos en la estepa lejana…
Tus, manos tus manos, y el mineral susurro nerudiano, y el viento, la palabra.
Muérdago, que juzga la resurrección de la nada, del todo en tu muerte,
Agónica, salvaje bebe mi semen, sexuada, lejana, prostituta de mi amor.
Secretamente te regalo mi jardín huidizo de la manta de sangre lluviosa,
Perdida, sin el vuelo de ángel, de numen, de los peces adormecidos.
Cuando
Cuando
Levanta vuelo el pájaro suicida de los rostros que se cruzan en la ventisca,
Tus manos, tus manos, y el grito en el allá de la pared, juzgada por los clavos.
Aventurera, te extraño en la distancia en la hambruna de besos góticos
Besos góticos, salvajes, umbrales de amistad suicida de los panes rojos.
Nunca muere un grito, un grito que juega en el viento lacerante,
Tus ojos, te amo, te amo, dormido en el árbol del jardín,
Atrás están las palabras del olvido, de tu olvido, de mi olvido.