Editorial Alaire

Si tú te vas, perdona, por quedarme sintigo
y si te quedas hola, esto soy, así sigo;
y si quieres cambiarme, atraparme en tus redes,
me apuesto milcientos a uno al no puedes.

Tú sabías que esto era el es que estás viendo
me veías beber y jurar sonriendo;
pero ahora que ves que sigo en la cornisa
abrigada en el cuarto se apaga tu sonrisa.

Yo nunca te mentí y creías que era
todo esto una pose, maldición pasajera.
Te gustaba este rollo canalla tan tierno
y ahora te enteras que mi infierno es eterno.

¿Y ahora te enteras? ¡y una mierda, y trescientas!
te enseñé desde siempre todas mis herramientas:
la botella, el chivato, el espejo, mis manos
con la sangre amapola de otros seres humanos.

Y jugar a ser malo está bien para un rato
te calienta las bragas en un sucio arrebato.
¿pero luego qué queda? El dolor y las nadas,
Y el recuerdo-vergüenza de unas bragas mojadas.

Así pues, así soy, ya me ves, así sigo
fueron tiempos hermosos los que tuve contigo.
¿y qué quieres que haga? Yo me siento inocente:
sólo abro la botella, y espero a la siguiente.





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Buenos cuartetos, amigo Ge.; los pareados funcionan bien en los alejandrinos.

Observo algún error de tipeo en los versos 4º y 5º, tú dirás.

Un saludo,

Esteban