Editorial Alaire

Cuando llega el ocaso
y las estrellas en lugar de iluminar,

te aplastan.

Te llevan a lugares inhabitados
que siembran tu ser
de absoluta soledad.

Se vuelven serias,
fijas,
sin intermitencia que permita
el desahogo.

Sin pausa
que te crezca nuevos caminos
para que fluya tu sangre,
que ebulle,
que brama...

Es inminente la muerte
de esas estrellas,
y con ella

tu ocaso.

María Inés, es un placer siempre pasar por tus letras. De nuevo la muerte acá, pero descrita de una forma tan poética y tan real, que no queda más que sentir como en algún momento de la vida( al igual que las estrellas)… todos nos morimos un poco.

Un abrazo y un gusto la lectura.

Un veloz poema que marca la cortedad del tiempo con la amplitud del ritmo de la estrella que alumbra y que arrastra
desde si ideal saturación.


Un abrazo

Sería hermoso viajar a la luz de la música del silencio del otro lado de la noche sin estrellas después del ocaso llevando todo el sabor azul que destila tu voz en la canción.
Un abrazo

Xaime. Gracias por tu recorrido por mis palabras. Un gran abrazo!

Guillermo Cuesta escribió:Un veloz poema que marca la cortedad del tiempo con la amplitud del ritmo de la estrella que alumbra y que arrastra
desde si ideal saturación.


Un abrazo

Así de efímeros Guillermo.
Con la única urgencia de sembrarnos en huellas de afecto, de palabras...
Abrazo grande.

Sidel Zeissig escribió:María Inés, es un placer siempre pasar por tus letras. De nuevo la muerte acá, pero descrita de una forma tan poética y tan real, que no queda más que sentir como en algún momento de la vida( al igual que las estrellas)… todos nos morimos un poco.

Un abrazo y un gusto la lectura.

Uno de los mayores misterios... La muerte.
Este camino que nos desangra paso a paso, me ocupa Sidel. Y me invita a compartir pareceres a partir de las palabras.
Un gran abrazo. Gracias por leerme.

María Inés Iacometti escribió:Cuando llega el ocaso
y las estrellas en lugar de iluminar,

te aplastan.

Te llevan a lugares inhabitados
que siembran tu ser
de absoluta soledad.

Se vuelven serias,
fijas,
sin intermitencia que permita
el desahogo.

Sin pausa
que te crezca nuevos caminos
para que fluya tu sangre,
que ebulle,
que brama...

Es inminente la muerte
de esas estrellas,
y con ella

tu ocaso.

Wow! Me ha impactado la sugestiva fuerza y belleza de tu poesía, María Inés. ERA

Muchas gracias Era.
Tus comentarios siempre son muy halagüeños.
Un abrazo.

Maravilloso Maria Inés, he bebido tus versos con placer poeta
Un abrazo
Carmen

Muchas gracias Carmen.
Me alegra que te guste mi propuesta.
Un abrazo.

Interesante trabajo, amiga María Inés.
Abrazos.

Muchas gracias por tu elogio Rafel.
Abrazos.