Editorial Alaire

Ese país tenia un desfiladero corto
y un buen camino para vivir en las ruinas.
Hacía orilla en nuestro río
con toda la fertilidad caliente
para cobijarnos.
Sus claros indicios
eran la sal de mi espalda,
quebrando el agua nieve
de nuestra rústica unidad
integrada en la vida.
Sin el dolor de la profundidad
que vierte el anhelo en olvido
de toda la niñez.
Mi sangre era savia suya
llena de matices,
endulzando con panela o azúcar
la palabra.
Sujetando bien mis cadenas
en los lances de un camino,
donde el recuerdo percibe
su propia oscura ignorancia.

No bastan las palabras
si se reproducen cansadas de vivir
metidas en un sobre.

Ni tres formas de decirlo:
así escrito,
tan frío
y sin dudar.
Con la avidez de privarme de sus ojos,
de su boca,
y de sus manos cómplices.

- Mira - quizás las palabras nos resulten extrañas.
Pero si todo se desvanece de mi vista.
Acepta mi último suspiro,
el último castañeteo de mis dientes,
el crujido de mis huesos.
Que yo sólo puedo ver la sórdida belleza
que alguna vez conocí en ti.

Muy bueno Carmen. Este poema merece mucho la pena. Me ha gustado mucho el tratamiento y la habilidad de las ideas. Felicitación.

Un fuerte abrazo.

Magnifico poema Carmen, todo el está lleno de imágenes evocadoras y recuerdos, una sutil tristeza plasmada en ellos
Un abrazo
Carmen

Aplausos a tu poema. Muy logrado en fondo y forma, con un ritmo impecable. Un abrazo.

Buen poema, pleno de versos logrados. Me gustó y lo disfruté
Abrazos
Pilar

Carmen Pla escribió:Ese país tenia un desfiladero corto
y un buen camino para vivir en las ruinas.
Hacía orilla en nuestro río
con toda la fertilidad caliente
para cobijarnos.
Sus claros indicios
eran la sal de mi espalda,
quebrando el agua nieve
de nuestra rústica unidad
integrada en la vida.
Sin el dolor de la profundidad
que vierte el anhelo en olvido
de toda la niñez.
Mi sangre era savia suya
llena de matices,
endulzando con panela o azúcar
la palabra.
Sujetando bien mis cadenas
en los lances de un camino,
donde el recuerdo percibe
su propia oscura ignorancia.

No bastan las palabras
si se reproducen cansadas de vivir
metidas en un sobre.

Ni tres formas de decirlo:
así escrito,
tan frío
y sin dudar.
Con la avidez de privarme de sus ojos,
de su boca,
y de sus manos cómplices.

- Mira - quizás las palabras nos resulten extrañas.
Pero si todo se desvanece de mi vista.
Acepta mi último suspiro,
el último castañeteo de mis dientes,
el crujido de mis huesos.
Que yo sólo puedo ver la sórdida belleza
que alguna vez conocí en ti.

Gran poema resalto esos tres versos que me parecen muy autenticas y originales, y ese final es simplemente precioso, un placer de lectura querida Carmen mi abrazo con admiración.

Cecilia

Manuel Sánchez escribió:Muy bueno Carmen. Este poema merece mucho la pena. Me ha gustado mucho el tratamiento y la habilidad de las ideas. Felicitación.

Un fuerte abrazo.

Me alegra mucho recibir tu opinión, Manuel. Te considero un buen poeta.
Muchas gracias.
Un fuerte abrazo

carmen Parra escribió:Magnifico poema Carmen, todo el está lleno de imágenes evocadoras y recuerdos, una sutil tristeza plasmada en ellos
Un abrazo
Carmen

Muchas gracias, Carmen.
Me alegra recibir tus palabras.
Un abrazo

Ramón Carballal escribió:Aplausos a tu poema. Muy logrado en fondo y forma, con un ritmo impecable. Un abrazo.

Me alegro muchísimo que te guste, Ramón. Muchas gracias.
Un fuerte abrazo.

"No bastan las palabras
si se reproducen cansadas de vivir
metidas en un sobre."
Qué bueno todo el poema, Carmen,un placer de lectura.
Un abrazo

Carmen, que posición exacta la de tu poema, para sujetar las cadenas cuando hay un recuerdo que descubre sin dudar
la oscuridad de la ignorante savia propia convertida en sangre.

Un abrazo

Escalofrío de cercanía en todas y cada una de las imágenes. Hermoso tu canto, Carmen.
Un abrazo

Sensacional, Carmen:
Una joya en fondo y forma con un final espectacular que me deja pensando.

Un beso
Ana

De nuevo amunt el poema Carmeta. Sensacionales imágenes y deliciosa la manera de expresarlas.

De mar a mar, un petó.

Carmen Pla escribió:Ese país tenia un desfiladero corto
y un buen camino para vivir en las ruinas.
Hacía orilla en nuestro río
con toda la fertilidad caliente
para cobijarnos.
Sus claros indicios
eran la sal de mi espalda,
quebrando el agua nieve
de nuestra rústica unidad
integrada en la vida.
Sin el dolor de la profundidad
que vierte el anhelo en olvido
de toda la niñez.
Mi sangre era savia suya
llena de matices,
endulzando con panela o azúcar
la palabra.
Sujetando bien mis cadenas
en los lances de un camino,
donde el recuerdo percibe
su propia oscura ignorancia.

No bastan las palabras
si se reproducen cansadas de vivir
metidas en un sobre.

Ni tres formas de decirlo:
así escrito,
tan frío
y sin dudar.
Con la avidez de privarme de sus ojos,
de su boca,
y de sus manos cómplices.

- Mira - quizás las palabras nos resulten extrañas.
Pero si todo se desvanece de mi vista.
Acepta mi último suspiro,
el último castañeteo de mis dientes,
el crujido de mis huesos.
Que yo sólo puedo ver la sórdida belleza
que alguna vez conocí en ti.

Mi querida Carmen, qué poema, qué magia en cada verso.
Felicidades.
Besets.