Melodía obediente

[M. Sánchez]

De qué nos va a servir la dieta blanda

cuando no haya domingos, cuando todo lo nuestro precipite

en un cuento ignorado por el mundo.

Es ridículo

mantener encendida la cadena de música

si no existe la música,

hablar con las paredes si todo se ha quemado,

esperar a que pase el 40, cuando hasta un niño sabe

que la gente mayor

ya no tiene ciudades donde resucitar.

No parece juicioso conservar almanaques

que solo se compongan de la última hoja

y no se reproduzcan,

como hacen los veranos

cuando aún pienso en ti.

Cada nueva belleza, cada mirada enfática, alguien cuida del hombre,

y las pericias puras de los pájaros

son panteras lentísimas.

Hoy quisiera saber

con qué remordimiento se envenenan las tardes,

de qué melancolía se mueren las estatuas.

[Carmen Parra.]

Abro la lectura de tus versos, he disfrutado sus imágene
y me quedo con este magnifico final
]

Hoy quisiera saber

con qué remordimiento se envenenan las tardes,

de qué melancolía se mueren las estatuas.


Un abrazo
Carmen

[M. Sánchez]

Abro la lectura de tus versos, he disfrutado sus imágene
y me quedo con este magnifico final
]

Hoy quisiera saber

con qué remordimiento se envenenan las tardes,

de qué melancolía se mueren las estatuas.


Un abrazo
Carmen

Carmen, me alegra mucho que hayas encontrado estos versos para destacar. Gracias.
Un fuerte abrazo.

[Cecilia Martos]

Hoy quisiera saber

con qué remordimiento se envenenan las tardes,

de qué melancolía se mueren las estatuas.


Gran poema con un final que cautiva, ha sido un placer leerte, un fuerte abrazo.

Cecilia