Triste como un Zeppelin
Publicado: Dom, 13 Jul 2008 20:01
[TABLE][TR][TD]Triste como un Zeppelin
Ayer estoy triste.
Triste de manera universal.
Y también de manera específica.
Triste como un Zeppelín que se deshincha.
Peor todavía: como uno que remonta hacia Suiza y cargado de niños.
Me siento bello, moderno, fuerte. Y solo.
Me he afeitado. Mis pómulos brillan cual cabeza asiria.
De seguro la loca por mí está con la pierna escayolada en un nosocomio.
Ha de ser por eso que no suena el teléfono del sótano.
Soy un pelagatos. Que sí.
Que no me cabe otro apelativo.
Qué otra andaría en plena rada, sólo con una armónica de pulgarcito en la bolsa.
Ni siquiera un criptozoólogo desdentado.
Un caminavías, eso es lo que soy. Y encima, desempleado.
Por eso nadie me viene a buscar con un ramo, o una caja de jabones.
Si no cojo mi Titanic a la salida del Bingo me suicidaré, palabra de campeón de mancha venenosa.
Me suicidaré con una pastilla geopolítica, o con un secador de pelo.
Pero mi cuerpo es inmediato y necesita inmediatamente estar contigo en un hotel de mil oros, o en un concierto de Bon Jovi.
Eso.
Precisaría cubiertos finos. Vajilla cinco luceros. Pianos blancos.
Y una barra sembrada de vasos verdes con cogote de jirafa. Te precisaría.
Mis poemas enormes como bisontes me dan miedo hoy.
Me dan lágrimas de amor, que es miedo.
Siento que mi cuerpo se cae por un reloj de sol.
Qué horror que se le marchiten así, inútilmente, los mejores vellos.
Quizás estoy del otro lado de un accidente de motocicleta. Como un vidrio azul arrojado en la brea.
Quizás me ha salvado el gato tuerto de un museo de cera, y como duermo, aún no lo sé.
Me has dicho que el pelo te huele a mandarinas, que se te rompió el cerebro del amor, o que rompiste un hada con un picahielos. Algo como ésto has mencionado.
Y eso me daña. Me daña porque es hermoso dicho así.
Me has dicho que te encierras a ver una película con una caja —supongo de chocolates.
Que la miras cuadro a cuadro para pillarle su Dios.
Ciertamente has hablado como una sirena. Te lo agradezco.
Pero ayer estoy triste.
Y mañana.
Y siempre. Hasta cuando doy la carcajada de Nathán Pinzón estoy triste.
Estoy triste.
Rafael Teicher[/TD][/TR][/TABLE]
Ayer estoy triste.
Triste de manera universal.
Y también de manera específica.
Triste como un Zeppelín que se deshincha.
Peor todavía: como uno que remonta hacia Suiza y cargado de niños.
Me siento bello, moderno, fuerte. Y solo.
Me he afeitado. Mis pómulos brillan cual cabeza asiria.
De seguro la loca por mí está con la pierna escayolada en un nosocomio.
Ha de ser por eso que no suena el teléfono del sótano.
Soy un pelagatos. Que sí.
Que no me cabe otro apelativo.
Qué otra andaría en plena rada, sólo con una armónica de pulgarcito en la bolsa.
Ni siquiera un criptozoólogo desdentado.
Un caminavías, eso es lo que soy. Y encima, desempleado.
Por eso nadie me viene a buscar con un ramo, o una caja de jabones.
Si no cojo mi Titanic a la salida del Bingo me suicidaré, palabra de campeón de mancha venenosa.
Me suicidaré con una pastilla geopolítica, o con un secador de pelo.
Pero mi cuerpo es inmediato y necesita inmediatamente estar contigo en un hotel de mil oros, o en un concierto de Bon Jovi.
Eso.
Precisaría cubiertos finos. Vajilla cinco luceros. Pianos blancos.
Y una barra sembrada de vasos verdes con cogote de jirafa. Te precisaría.
Mis poemas enormes como bisontes me dan miedo hoy.
Me dan lágrimas de amor, que es miedo.
Siento que mi cuerpo se cae por un reloj de sol.
Qué horror que se le marchiten así, inútilmente, los mejores vellos.
Quizás estoy del otro lado de un accidente de motocicleta. Como un vidrio azul arrojado en la brea.
Quizás me ha salvado el gato tuerto de un museo de cera, y como duermo, aún no lo sé.
Me has dicho que el pelo te huele a mandarinas, que se te rompió el cerebro del amor, o que rompiste un hada con un picahielos. Algo como ésto has mencionado.
Y eso me daña. Me daña porque es hermoso dicho así.
Me has dicho que te encierras a ver una película con una caja —supongo de chocolates.
Que la miras cuadro a cuadro para pillarle su Dios.
Ciertamente has hablado como una sirena. Te lo agradezco.
Pero ayer estoy triste.
Y mañana.
Y siempre. Hasta cuando doy la carcajada de Nathán Pinzón estoy triste.
Estoy triste.
Rafael Teicher[/TD][/TR][/TABLE]