Un amor que nunca tuvo invierno
Publicado: Dom, 22 Oct 2017 17:04
Para que me contengas
ahora soy partidario de mis debilidades.
Pero no es suficiente, busco también servirme de ese común lamento
de los que saben irse y no saben volver.
Esta intrépida paz de lejanía muestra con persistencia
todo lo que he perdido
por dejar de tocarte, los ritmos transitivos
sobre una piel humana, las palabras más cruentas de la imaginación.
Había un candil álgido. La fuerza de una velocidad.
Consentían los barcos que algún pájaro hiriese
su espinazo dorsal. Era un pequeño hotel
para aristócratas, vencido por los año
en la ruta de alisios.
Recibimos con lluvia la calcinada historia
de un amor que nunca tuvo invierno
y saltó de las manos.
Cuando quisimos levantar la vista
su pequeña apariencia
era más nebulosa que el despertar del puerto
en un día de marzo.
ahora soy partidario de mis debilidades.
Pero no es suficiente, busco también servirme de ese común lamento
de los que saben irse y no saben volver.
Esta intrépida paz de lejanía muestra con persistencia
todo lo que he perdido
por dejar de tocarte, los ritmos transitivos
sobre una piel humana, las palabras más cruentas de la imaginación.
Había un candil álgido. La fuerza de una velocidad.
Consentían los barcos que algún pájaro hiriese
su espinazo dorsal. Era un pequeño hotel
para aristócratas, vencido por los año
en la ruta de alisios.
Recibimos con lluvia la calcinada historia
de un amor que nunca tuvo invierno
y saltó de las manos.
Cuando quisimos levantar la vista
su pequeña apariencia
era más nebulosa que el despertar del puerto
en un día de marzo.