Editorial Alaire

Siento dentro de mí, la fortaleza de los árboles,
la pobreza del barro cuando se quiebra,
Derramando ternura, está mi corazón de madre,
el tiempo que adormece los recuerdos
no ha logrado borrar los míos.

Mis hijos son fuertes como palmera centenaria,
conservo el roce de sus manitas tiernas,
sus miradas de miel y laurel,
su risa permanentemente abierta,
nunca sus rostros serán de humo.

Fueron tiempos de primavera
de sol espléndido, y proyectos de futuro,
y aunque el viento se empeñe en arrastrarlos,
el fuego de las vivencias los mantienen en pie,
guardando las nubes fiel memoria de sus raíces.

Éstas han aceptado el reto de llover sus nombres
y cuando diluvien sollozos, acunaran recuerdos,
la alondra y el mirlo, volarán en círculos sobre mi cabeza
comiendo una vez más de mi mano,
y cuando mi árbol sea talado, llegará el silencio de los pájaros.

C, Parra

Seré yo quien quiete este antiestético cero a este poema que nos dejas Carmen, porque para nada se lo merece por esta fuerza y estética literaria que transmite. Lo disfruté leyendo

saludos

rafael

Ha sido grato pasar por este poema donde el sentimiento de amor filial desborda. Muy sinceros versos.

Un abrazo, amiga.
Óscar

Cómo comprendo este poema y los sentimientos que lo inspiraron. Versos preciosos que nos llevan a los recuerdos. Me gustó
Abrazos
Pilar

carmen Parra escribió:Siento dentro de mí, la fortaleza de los árboles,
la pobreza del barro cuando se quiebra,
Derramando ternura, está mi corazón de madre,
el tiempo que adormece los recuerdos
no ha logrado borrar los míos.

Mis hijos son fuertes como palmera centenaria,
conservo el roce de sus manitas tiernas,
sus miradas de miel y laurel,
su risa permanentemente abierta,
nunca sus rostros serán de humo.

Fueron tiempos de primavera
de sol espléndido, y proyectos de futuro,
y aunque el viento se empeñe en arrastrarlos,
el fuego de las vivencias los mantienen en pie,
guardando las nubes fiel memoria de sus raíces.

Éstas han aceptado el reto de llover sus nombres
y cuando diluvien sollozos, acunaran recuerdos,
la alondra y el mirlo, volarán en círculos sobre mi cabeza
comiendo una vez más de mi mano,
y cuando mi árbol sea talado, llegará el silencio de los pájaros.

C, Parra

Maravilloso poema con el cual me identifico como madre. De tu corazón emana un alimento para vivir eternamente. Consigues expresar la miel y la leche del amor materno. Te felicito, Carmen. ERA

Los elementos convergen en tu poema, por los versos van pasando los espíritus de la naturaleza, traen en su esencia tus emociones. Muy grato leerte, ha sido un viaje profundo por la tristeza y el consuelo.

Un orgullo Rafael y una alegria, que hayas abierto la lectura a mis versos
gracias poeta
Un abrazo
Carmen

El recuerdo y la nostalgia alimentan tu inspiración introspectiva y el corazón y el sentimiento petenden adaptarse a la palabra, al verso
y al poema.

Un abrazo

Mi agradecimiento Óscar por la calidez de tus palabras
Un abrazo poeta
Carmen

¡Cuántas cosas transmite tu poema! y qué bien lo dices. Es precioso Carmen.
Un abrazo
J. Manuel

Grato para mi es encontrarte siempre en mis versos Óscar
In abrazo agradecidoooo
Carmen

Me llena de alegría Pilar encontrarte en mis versos y disfrutar tu amistad
Un gran abrazo poeta
Carmen

Muy hermoso poema, Carmen. Con esa ternura que sale de tan adentro y que cala en el lector.

Te felicito por tan bella entrega.

Abrazos.

Gracias E.R.A por tu precioso comentario amiga poeta
Un gran abrazo Carmen

carmen Parra escribió:Siento dentro de mí, la fortaleza de los árboles,
la pobreza del barro cuando se quiebra,
Derramando ternura, está mi corazón de madre,
el tiempo que adormece los recuerdos
no ha logrado borrar los míos.

Mis hijos son fuertes como palmera centenaria,
conservo el roce de sus manitas tiernas,
sus miradas de miel y laurel,
su risa permanentemente abierta,
nunca sus rostros serán de humo.

Fueron tiempos de primavera
de sol espléndido, y proyectos de futuro,
y aunque el viento se empeñe en arrastrarlos,
el fuego de las vivencias los mantienen en pie,
guardando las nubes fiel memoria de sus raíces.

Éstas han aceptado el reto de llover sus nombres
y cuando diluvien sollozos, acunaran recuerdos,
la alondra y el mirlo, volarán en círculos sobre mi cabeza
comiendo una vez más de mi mano,
y cuando mi árbol sea talado, llegará el silencio de los pájaros.

C, Parra

Eres poeta de altura, estimada Carmen! Y soy entonces recurrente en los elogios! Todo mi afecto.