Editorial Alaire

En su plenitud los cuerpos engendran un sol.

Los años son muescas sin resplandor,
ríos que pronuncian un adiós lento
de despedida.

El ascua no muere, se transmuta,
elige la sombra del destino
y así el cauce de la vida impone su caudal.

Tanta agua y un solo misterio,
la raíz sobrevive como una bandera
y la apariencia del sexo es el sexo.

Ocupar el mismo espacio cada noche,
compartir la nieve y la alegría
que de pronto resurge,
atisbar lo que no fuimos en la senda del hijo,
rememorar el recuerdo en la luz impertérrita,
sentir el don del crepúsculo
con sus rosas efímeras
y el cielo azul de la memoria
encendido en las entrañas.

Ser feliz no cuesta nada
solo la tenacidad
escribe alientos de ternura en los corazones ya viejos,
ya heridos, ya abrazados
a la isla de un tiempo que hoy nos niega.

Las heridas, el tiempo con su multivisión de las dimensiones, tu palabra adecuada; todo hace que este poema brille y sea guía de muchos.

Abrazos y felicitaciones sinceras, amigo.

Magníficos versos, Ramón. Siempre es un placer acercarse a tus letras.

Mi felicitación.

Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Las heridas, el tiempo con su multivisión de las dimensiones, tu palabra adecuada; todo hace que este poema brille y sea guía de muchos.

Abrazos y felicitaciones sinceras, amigo.

Muchas gracias, Hallie, por tus amables palabras. Un abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió:Magníficos versos, Ramón. Siempre es un placer acercarse a tus letras.

Mi felicitación.

Un abrazo.

Gracias, por tu generosidad. Un abrazo.

Esplendido y de gran belleza Ramón, que recorrido en versos por la vida y los sentimientos
Un abrazo
Carmen

Es tu magnífico poema un examen de la vida propia sabiendo que cada cual tiene la suya. Más hablar u escribir de las edades supone
que hay mucha experiencia entre los versos y mucha gana de transcribir lo que preocupa antes de irnos a la sombra de este mundo
tan de todos.

Un abrazo