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El avión militar
Publicado: Jue, 21 Sep 2017 10:23
por Marius Gabureanu
Cuando por primera vez crucé un cementerio
no sabía que allí ibas a estar tú, padre.
De los agujeros en la tierra
salían zorras juguetonas
a veces con las falanges de algún cadáver en sus mandíbulas
y miraban fijamente
el incumplimiento de girasoles de mi niñez
y les ponía nombre a cada una,
y las entrenaba para que trajeran más huesos
que los juntaba con paciencia de antropológo.
Los vecinos venían a tu puerta a poner quejas,
decían, tu hijo se ha hecho amigo de las zorras
que desentierran cadáveres
pero tú preferías masticar tabaco
en la lejía del amanecer
y respondías amablemente que la culpa la tenía
un cielo demasiado oscuro para quedarse en casa
y las ventanas de escalofrío
que hacen que el alma alucine
con ser una piraña de relojes.
Si no hay nadie, qué desperdicio el néctar de las farolas, padre.
Dime, ¿qué instinto acerbo hace que las zorras caven túneles
para que la luz y la podedumbre
se junten a revelar lo que concibe a los dioses?
Ahora comprendo tus gestos livianos
de taparme la vista
para no enamorarme de las hélices de un avión militar
estancado en el cenit;
cómo levitan las lágrimas
entre lo que las hace caer
y su recuerdo de ser agua.
Re: El avión militar
Publicado: Jue, 21 Sep 2017 16:14
por Armilo Brotón
Me ha gustado mucho, mucho este poema Marius. Su planteamiento, desarrollo y final. Todo gira alrededor de la misma idea poético-realista del gris tirando a frío. De la desolación de un paisaje que crea indiferencia en sus moradores empujándolos al exilio; reflejado en la metáfora, para mi bella, que nos dejas con el avión.
Los tres últimos versos, siendo muy bellos, diluyen el contundente final.
Un abrazo amigo.
Re: El avión militar
Publicado: Jue, 21 Sep 2017 17:29
por Marius Gabureanu
Muchas gracias, estimado amigo, por hacerme compañía. Me alegro que te ha gustado. Llegué del trabajo y me voy hacer algo de comer. Desde que llegué a Londres empecé a cocinar, cada unos cuantos días, las comidas que comíamos en casa, cuando niño. A menudo comíamos afuera, sobre todo en verano, y como la casa está situada al final de una calle estrecha, por la que apenas cabe un solo coche, una calle de barro, cuando llovía había que andar en botas de caucho hasta las rodillas, detrás de nosotros se extendía, por un lado un campo que pertenecía a la Iglesia (en Rumanía los curas se matan entre sí para coger puesto de trabajo en los pueblos donde hay mucha tierra sin dueño, tierra de Dios, dicen), un campo de maíz o de trigo, variando año tras año, y por otro lado, el cementerio. El julio pasado, cuando estube visitando a mi madre, observé que el campo está reducido, muy reducido, y que el cementerio ha adquirido unos cientos de metros. Me fue muy difícil encontrar la tumba de mi padre entre las miles de tumbas que había, para poner flores y encender una vela. Hay que rezar también, pero no sabía a quién. El poema es algo de todo lo que te conté, algo, una huella. Mis abrazos, Armilo. Me ha gustado hablarte, cuando tengo hambre, hablo mucho, ja, ja.
Re: El avión militar
Publicado: Jue, 21 Sep 2017 18:27
por Marimar González
Un cuento en verso, con su melancólico trayecto hacia el pasado, y la crudeza del relato que me impacta y me conmueve. En el cielo está lo que el niño no debe, pero quiere ver...
Yo proyecto la imagen en dos direcciones: por un lado, el padre no quiere que el niño vea los aviones militares, tal vez por la destrucción que trae aparejada la guerra desde su punto de vista y por el otro, el niño que no puede sustraerse al sueño de volar y escapar de esa tierra desolada donde habita la muerte.
Muy interesante tu poema, Marius.
Re: El avión militar
Publicado: Jue, 21 Sep 2017 18:50
por Rosa Marzal
Marius Gabureanu escribió:Cuando por primera vez crucé un cementerio
no sabía que allí ibas a estar tú, padre.
De los agujeros en la tierra
salían zorras juguetonas
a veces con los falanges de algún cadáver en sus mandíbulas
y miraban fijamente
el incumplimiento de girasoles de mi niñez
y les ponía nombre a cada una,
y las entrenaba para que trajeran más huesos
que los juntaba con paciencia de antropológo.
Los vecinos venían a tu puerta a poner quejas,
decían, tu hijo se ha hecho amigo de las zorras
que desentierran cadáveres
pero tú preferías masticar tabaco
en la lejía del amanecer
y respondías amablemente que la culpa la tenía
un cielo demasiado oscuro para quedarse en casa
y las ventanas de escalofrío
que hacen que el alma alucine
con ser una piraña de relojes.
Si no hay nadie, qué desperdicio el néctar de las farolas, padre.
Dime, ¿qué instinto acerbo hace que las zorras caven túneles
para que la luz y la podedumbre
se junten a revelar lo que concibe a los dioses?
Ahora comprendo tus gestos livianos
de taparme la vista
para no enamorarme de las hélices de un avión militar
estancado en el cenit;
cómo levitan las lágrimas
entre lo que las hace caer
y su recuerdo de ser agua.
La memoria cava viejos y dolorosos túneles de infancia. Me gusta mucho la potencia de las imágenes que van transitando por tus versos.
Me has recordado también la eterna deuda que tengo con mi padre.
Excelente siempre, querido amigo.
Abrazos.
Re: El avión militar
Publicado: Jue, 21 Sep 2017 18:59
por Pilar Morte
Te entregas en cada verso y eso hace que lleguen tus versos. Me gustó el poema, como traes los recuerdos.
Abrazos
Pilar
Re: El avión militar
Publicado: Vie, 22 Sep 2017 6:58
por Carmen Pla
Una historia conmovedora de visión clara que parece que el autor libera.
Un placer leerte siempre.
Un abrazo, Marius
Re: El avión militar
Publicado: Vie, 22 Sep 2017 9:50
por Francisco López Delgado
Creo que te lo dije, aunque incido en que tienes una forma de escribir y transmitir muy original. Tus poemas son distintos, pero llegan y emocionan. Este me ha gustado mucho. Abrazos.
Re: El avión militar
Publicado: Vie, 27 Oct 2017 14:00
por Rafel Calle
Muy bello y muy interesante trabajo, amigo Marius. Otro más que añadir a tu colección.
Abrazos.
Re: El avión militar
Publicado: Vie, 27 Oct 2017 18:39
por E. R. Aristy
Marius Gabureanu escribió:Cuando por primera vez crucé un cementerio
no sabía que allí ibas a estar tú, padre.
De los agujeros en la tierra
salían zorras juguetonas
a veces con las falanges de algún cadáver en sus mandíbulas
y miraban fijamente
el incumplimiento de girasoles de mi niñez
y les ponía nombre a cada una,
y las entrenaba para que trajeran más huesos
que los juntaba con paciencia de antropológo.
Los vecinos venían a tu puerta a poner quejas,
decían, tu hijo se ha hecho amigo de las zorras
que desentierran cadáveres
pero tú preferías masticar tabaco
en la lejía del amanecer
y respondías amablemente que la culpa la tenía
un cielo demasiado oscuro para quedarse en casa
y las ventanas de escalofrío
que hacen que el alma alucine
con ser una piraña de relojes.
Si no hay nadie, qué desperdicio el néctar de las farolas, padre.
Dime, ¿qué instinto acerbo hace que las zorras caven túneles
para que la luz y la podedumbre
se junten a revelar lo que concibe a los dioses?
Ahora comprendo tus gestos livianos
de taparme la vista
para no enamorarme de las hélices de un avión militar
estancado en el cenit;
cómo levitan las lágrimas
entre lo que las hace caer
y su recuerdo de ser agua.
Me gusta tu estilo, Marius, me ha parecido un poema de catarsis, purificación por el fuego que encienden esas falanges al rozar la parte dura de dolor del corazón. Magnificas imagines. E. R. Aristy
Re: El avión militar
Publicado: Vie, 27 Oct 2017 21:49
por Ramón Castro Méndez
Otra maravilla más, amigo Marius. Este es un poema de los que no solo se leen, se viven.
Mi felicitación.
Un abrazo.
Re: El avión militar
Publicado: Dom, 29 Oct 2017 16:02
por Guillermo Cumar.
Ooriginal la fuerza, original el énfais que te remueve. y todo el panorama que regurgita ambiente de poesía adicta a tuisformas y a tus inspiradas reflexiones.
Un abrazo
Re: El avión militar
Publicado: Dom, 29 Oct 2017 18:16
por Julio Gonzalez Alonso
Me encanta y me parece muy potente el inicio del poema. Comparto el comentario de Armilo Brotón. Con un abrazo.
Salud.
Re: El avión militar
Publicado: Lun, 30 Oct 2017 20:08
por Pablo Ibáñez
...la lejía del amanecer...
¿de dónde sacas estas cosas, Marius? Me encanta.
Un abrazo.