Editorial Alaire

Lo que escuchaba los sábados,
era tu ánimo de tejer:
el ruido mínimo de las agujas,
las nacientes flores de trapo.
Me dijiste en una de las tardes
que acomoda los sillones
alrededor de las verdades que no se evaporan
y dilata sus pupilas de cenicero,
que en tu vientre había un eco inajustable a las palabras,
y seguimos hablando de la infancia,
de los primeros pasos en un pasillo estrecho,
de la oscura húmedad del miedo a ser libre,
de la sensación de grietas que envuelve a los impotentes
por no saber rezar a las ruinas.
Más tarde, mientras nos olvidábamos uno del otro,
yo con mi rueda de alambre en marcha de sueños
exprimiendo de un crepúsculo la valentía de purgarse,
yo con lágrimas aprisionadas en una canción desdentada
que la brisa traía de un monasterio lejano,
adicto a los capilares de ausencia
y a la movilidad obscena de los campos de trigo,
tú golpeando tu vientre
para que el eco parase,
te dije que iba seguir por nueve meses
y me escondí en un libro que aconsejaba
cómo convencer a las mujeres
que no extirpen el amor
aunque su instinto es de quedarse sin dueño.

De vez en cuando, la memoria se nos puebla de dolorosos ecos, a veces afilados como cuchillos.

Otra maravilla que se suma a tus anteriores trabajos, Marius.

Mis aplausos.

Abrazos.

Marius Gabureanu escribió:Lo que escuchaba los sábados,
era tu ánimo de tejer:
el ruido mínimo de las agujas
las nacientes flores de trapo.
Me dijiste en una de las tardes
que acomoda los sillones
alrededor de las verdades que no se evaporan
y dilata sus pupilas de cenicero,
que en tu vientre había un eco inajustable a las palabras,
y seguimos hablando de la infancia,
de los primeros pasos en un pasillo estrecho,
de la oscura húmedad del miedo a ser libre,
de la sensación de grietas que envuelve a los impotentes
por no saber rezar a las ruinas.
Más tarde, olvidabamos uno del otro,
yo con mi rueda de alambre en marcha de sueños
exprimiendo de un crepúsculo la valentía de purgarse,
yo con lágrimas aprisionadas en una canción desdentada
que la brisa traía de un monasterio lejano,
adicto a los capilares de ausencia
y a la movilidad obscena de los campos de trigo,
tú golpeando tu vientre
para que el eco parase
pero te dije que iba seguir por nueve meses
y me escondí en un libro que aconsejaba
cómo convencer a las mujeres
que no extirpen el amor
aunque su instinto es de quedarse sin dueño.

Que duro, y que bello es este poema en todo su valor humano. Cada dia tu Poesia se dirije con gran autoridad a vuelos de gran altura y sensibilidad haciendo una trasmision certera, te felicito, Marius. ERA

Me parece un poema de una realidad e intensidad emocional tremenda, toda ella aderezada de una explosión metafórica impresionante, y con una parte final que deja sin aliento al más pintado lector.. Seguramente el poema es controvertido en algún aspecto, pero lo que está claro es que tu poesía, Marius, es sencillamente extraordinaria. Un fuerte abrazo, querido amigo.

Tus poemas tienen esa magnitud que desata mil emociones.
Estos versos tienen dureza, fuerza y a la vez estremecen.

De nuevo felicidades compañero. Te admiro.

Un abrazo hasta allí.

Marius un gran poema nos dejas con un mensaje directo y duro. Siempre un placer pasarme por tus versos

saludos

rafael

Extraordinario, querido amigo; ovación y mis abrazos sinceros.

Magnífico poema como todos, absolutamente todos los tuyos. Tu creatividad metafórica es verdaderamente singular y el resultado es una poesía excelsa, llena de matices y de emotividad.
Abrazos.
jerónimo

Mis respetos, Marius, por tu poema y tu poesía en general. Con un abrazo.
Salud.

Sobrecogedor poema. Tiene eso que posee la buena poesía, que emociona. Felicidades
Besos
Pilar

Qué bien tensas el alambre y que bien dominas el paisaje personal de tanto sueño y tanta perseverancia
Un abrazo.

Muy bello trabajo de Marius.

Magnífico poema, Marius, con unas metáforas que vuelan tan alto como pájaros de colores imposibles. Un placer pasar por tus letras.

Un abrazo, amigo.