Un joven cualquiera. Epílogo.
Publicado: Dom, 10 Sep 2017 22:29
EPÍLOGO
Tengo la certeza de haber completado un ciclo. Una etapa que se sellará para no volver jamás. He aprobado, he pasado el umbral y ya puedo cerrar la puerta. Y no solo yo, todos hemos pegado el salto de una cornisa a otra cornisa, sin mirar al vacío, estrenando la azotea de un nuevo edificio, con la ilusión renovada en un futuro por construir. Luis se marcha a Inglaterra para perfeccionar su inglés, luego quiere dar clases y poner su propia academia. Le gustaría, más adelante, si como se anuncia se celebran elecciones para el Parlamento de Galicia, concurrir en la listas de su recién estrenado partido político. Elena desaparece de la misma manera que se presentó en nuestras vidas: como un pasajero que ha concluido su viaje. Ha decidido volver al País Vasco y nadie le ha preguntado por qué ni para qué. Julia y Matías han emprendido su camino de aprendizaje. A Julia le deseo suerte, y la tendrá, porque la medicina es su vocación. Matías, en cambio, no será un buen profesional, sencillamente, porque es incapaz de entregarse a los demás, y eso me lleva a pensar que ha elegido mal la profesión, aunque siempre le quedarán las clínicas privadas donde el aspecto mercantil pueda tener más peso que el humano. Estos años han sido una aventura dulce, una travesía plácida, en cierto modo programada, que los hechos más recientes se han empeñado en alterar. Al final, las aguas han vuelto a su cauce y el orden de las cosas, el microcosmos en que nos movemos, ha recuperado sus límites de cotidianidad. Lo mismo podría decir de mi familia, la sacudida ha sido fuerte, pero el instinto de supervivencia sabe como recomponer las piezas, las ausencias se sienten por dentro, y por fuera, los sucesos cotidianos imponen su dictadura, esa que nos obliga a poner nuestra atención en lo inmediato en detrimento de los sentimientos más íntimos, reservados para la nostalgia que se reivindica en soledad. Juego con las palabras, cuando lo que quiero decir, es que simplemente la vida sigue su curso, y yo seguiré el mío, que pasa por preparar unas oposiciones que me independicen económicamente. Nos despediremos, deseándonos lo mejor, quedaremos en llamarnos, aunque posiblemente no lo hagamos, aparecerán otras personas que nos sustituirán y cambiaremos para no reconocernos en lo que fuimos. Algún día volveré para pisar las calles de Santiago, caminaré entregado a la piedra que nunca muere, bajo un cielo gris y húmedo sucumbiré a su magia de penitente, y sentiré otra vez, aunque solo sea por un momento, un soplo de eternidad.
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* Con este epílogo me despido del foro de prosa. No volveré a publicar ningún texto más aquí. Aunque he tenido serias dudas de si merecía la pena hacerlo me decidí a publicar este relato hasta el final y así lo he hecho. Gracias, Ventura y en especial, gracias, Hallie. Seguramente os habéis visto obligados como moderadores del foro de prosa a comentar este intento mío, pero igualmente os lo agradezco. Uno se siente por aquí una especie de náufrago. Quizá nos sigamos leyendo en el foro de poesía. Un fuerte abrazo.
Tengo la certeza de haber completado un ciclo. Una etapa que se sellará para no volver jamás. He aprobado, he pasado el umbral y ya puedo cerrar la puerta. Y no solo yo, todos hemos pegado el salto de una cornisa a otra cornisa, sin mirar al vacío, estrenando la azotea de un nuevo edificio, con la ilusión renovada en un futuro por construir. Luis se marcha a Inglaterra para perfeccionar su inglés, luego quiere dar clases y poner su propia academia. Le gustaría, más adelante, si como se anuncia se celebran elecciones para el Parlamento de Galicia, concurrir en la listas de su recién estrenado partido político. Elena desaparece de la misma manera que se presentó en nuestras vidas: como un pasajero que ha concluido su viaje. Ha decidido volver al País Vasco y nadie le ha preguntado por qué ni para qué. Julia y Matías han emprendido su camino de aprendizaje. A Julia le deseo suerte, y la tendrá, porque la medicina es su vocación. Matías, en cambio, no será un buen profesional, sencillamente, porque es incapaz de entregarse a los demás, y eso me lleva a pensar que ha elegido mal la profesión, aunque siempre le quedarán las clínicas privadas donde el aspecto mercantil pueda tener más peso que el humano. Estos años han sido una aventura dulce, una travesía plácida, en cierto modo programada, que los hechos más recientes se han empeñado en alterar. Al final, las aguas han vuelto a su cauce y el orden de las cosas, el microcosmos en que nos movemos, ha recuperado sus límites de cotidianidad. Lo mismo podría decir de mi familia, la sacudida ha sido fuerte, pero el instinto de supervivencia sabe como recomponer las piezas, las ausencias se sienten por dentro, y por fuera, los sucesos cotidianos imponen su dictadura, esa que nos obliga a poner nuestra atención en lo inmediato en detrimento de los sentimientos más íntimos, reservados para la nostalgia que se reivindica en soledad. Juego con las palabras, cuando lo que quiero decir, es que simplemente la vida sigue su curso, y yo seguiré el mío, que pasa por preparar unas oposiciones que me independicen económicamente. Nos despediremos, deseándonos lo mejor, quedaremos en llamarnos, aunque posiblemente no lo hagamos, aparecerán otras personas que nos sustituirán y cambiaremos para no reconocernos en lo que fuimos. Algún día volveré para pisar las calles de Santiago, caminaré entregado a la piedra que nunca muere, bajo un cielo gris y húmedo sucumbiré a su magia de penitente, y sentiré otra vez, aunque solo sea por un momento, un soplo de eternidad.
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* Con este epílogo me despido del foro de prosa. No volveré a publicar ningún texto más aquí. Aunque he tenido serias dudas de si merecía la pena hacerlo me decidí a publicar este relato hasta el final y así lo he hecho. Gracias, Ventura y en especial, gracias, Hallie. Seguramente os habéis visto obligados como moderadores del foro de prosa a comentar este intento mío, pero igualmente os lo agradezco. Uno se siente por aquí una especie de náufrago. Quizá nos sigamos leyendo en el foro de poesía. Un fuerte abrazo.