Fragmentos de ideas
Publicado: Dom, 03 Sep 2017 10:03
Hay un anhelo que me enseña a volar:
herencia de los titanes.
Tensa las cuerdas
en un círculo que amplía deseos.
Me consume el corazón haciendo saltar
la leve hinchazón de sus arrogancias.
I - Te veo viajando vigilante y despierto
colgado en el aire.
Lo más maravilloso:
Nos deslizamos elásticos
pendiente abajo.
Mientras las avenidas
se acercan con bruscos saltos.
Y el tamaño del pequeño espacio
aumenta cada vez más.
II - Te veo escapar a galope
con mi último y extraño
cosquilleo en el estómago.
Aterrizando a un lugar que vocifera
el gran horizonte.
Donde - tú - y - yo - respiramos
en la misma dirección.
III - Te veo descender hasta mis curvas
adivinando el raudo vuelo
ocupando el arco del Aare.
Aprehendiendo a pensar de nuevo.
Sin tener la fiebre nerviosa
en nuestros pies.
IV - Eres ese mundo que se abre ante mí.
- Excelsitud -
Por eso contigo:
Seré siempre tu muerte como redentora,
que no me hará caer bajo la guadaña
antes de tiempo.
Te llamaré - Epitafio - para que me recetes
leche cuajada contra la fiebre.
Tu muerte más extraña
esgrimiendo el hálito venenoso,
el bieldo de mi vientre perforado
de mi último aliento.
V - Serás bello con tu mano juguetona.
Silencioso en los pequeños senderos
de la ternura.
Y tu boca será, un callado rostro crepuscular.
Un destino que habrá de vivir su naufragio
paladeando amor.
El callado murmullo de los sentidos
irradiando una magia.
Con el palpitante temor
por la virginidad perdida.
VI - No serás un insípido resto
con brillantes ojos meridionales.
Mi próximo sueño será:
Perderme al otro lado de la bahía
y llegar a descubrirte finalmente
con hilo gris de gasa nubosa.
Como si quisiera disipar tu alma.
Así, llegará más pronto la lluvia otoñal
cuando el verano enferme.
Y las noches ya frías
comenzarán a abrigar nuevas ideas;
que teñiré de púrpura oscura y misteriosa
buscando baños calientes.
Llenaré una lista
de todos mis locos proyectos
en una callada culebra de agua.
Tu rostro será la inocencia,
la candidez rememorada
en los restos de un paisaje
y en el lastre,
bajo el polvo de presagios de otoño.
herencia de los titanes.
Tensa las cuerdas
en un círculo que amplía deseos.
Me consume el corazón haciendo saltar
la leve hinchazón de sus arrogancias.
I - Te veo viajando vigilante y despierto
colgado en el aire.
Lo más maravilloso:
Nos deslizamos elásticos
pendiente abajo.
Mientras las avenidas
se acercan con bruscos saltos.
Y el tamaño del pequeño espacio
aumenta cada vez más.
II - Te veo escapar a galope
con mi último y extraño
cosquilleo en el estómago.
Aterrizando a un lugar que vocifera
el gran horizonte.
Donde - tú - y - yo - respiramos
en la misma dirección.
III - Te veo descender hasta mis curvas
adivinando el raudo vuelo
ocupando el arco del Aare.
Aprehendiendo a pensar de nuevo.
Sin tener la fiebre nerviosa
en nuestros pies.
IV - Eres ese mundo que se abre ante mí.
- Excelsitud -
Por eso contigo:
Seré siempre tu muerte como redentora,
que no me hará caer bajo la guadaña
antes de tiempo.
Te llamaré - Epitafio - para que me recetes
leche cuajada contra la fiebre.
Tu muerte más extraña
esgrimiendo el hálito venenoso,
el bieldo de mi vientre perforado
de mi último aliento.
V - Serás bello con tu mano juguetona.
Silencioso en los pequeños senderos
de la ternura.
Y tu boca será, un callado rostro crepuscular.
Un destino que habrá de vivir su naufragio
paladeando amor.
El callado murmullo de los sentidos
irradiando una magia.
Con el palpitante temor
por la virginidad perdida.
VI - No serás un insípido resto
con brillantes ojos meridionales.
Mi próximo sueño será:
Perderme al otro lado de la bahía
y llegar a descubrirte finalmente
con hilo gris de gasa nubosa.
Como si quisiera disipar tu alma.
Así, llegará más pronto la lluvia otoñal
cuando el verano enferme.
Y las noches ya frías
comenzarán a abrigar nuevas ideas;
que teñiré de púrpura oscura y misteriosa
buscando baños calientes.
Llenaré una lista
de todos mis locos proyectos
en una callada culebra de agua.
Tu rostro será la inocencia,
la candidez rememorada
en los restos de un paisaje
y en el lastre,
bajo el polvo de presagios de otoño.