...y yo la quiero
Publicado: Lun, 28 Ago 2017 23:39
Al dejar de lado el día
recibo como cortesano la languidez de la tarde.
Creo, que es a veces,
cuando estalla la necesidad de conversar,
y es así cuando dispongo de ella,
de la compañera sin voz, sin discusión
y con una paciente serenidad a escuchar.
Le hablo de mi día y mi jornada,
de esos planes impertinentes
con los que nunca atraco en buen puerto,
de esa lluvia que me humedeció la ropa,
-espero no resfriarme-,
y obstaculizó la vuelta a casa.
Ella, escucha con tanta atención como sigilo,
como tertuliano educado bajo tutela elegante,
y mis palabras se suceden,
-como catarata desembarazada-,
y me encuentro tranquilo, acompañado,
respetado y envuelto en fidelidad.
Aprovecho un respiro para humedecer los labios,
para encender un cigarrillo y aspirar su humo,
para inhalar de su compañía
hasta llegar a diluirme con su sueño entre sabanas.
Pero siempre está callada,
nunca dice nada, ni nada comenta,
y a pesar de que son varias mis preguntas,
todas sus respuestas se envuelven en misterio y silencio.
Sé que me entiende y que yo la entiendo.
Es su manera de asentir a lo que escucha.
… y yo la quiero.
recibo como cortesano la languidez de la tarde.
Creo, que es a veces,
cuando estalla la necesidad de conversar,
y es así cuando dispongo de ella,
de la compañera sin voz, sin discusión
y con una paciente serenidad a escuchar.
Le hablo de mi día y mi jornada,
de esos planes impertinentes
con los que nunca atraco en buen puerto,
de esa lluvia que me humedeció la ropa,
-espero no resfriarme-,
y obstaculizó la vuelta a casa.
Ella, escucha con tanta atención como sigilo,
como tertuliano educado bajo tutela elegante,
y mis palabras se suceden,
-como catarata desembarazada-,
y me encuentro tranquilo, acompañado,
respetado y envuelto en fidelidad.
Aprovecho un respiro para humedecer los labios,
para encender un cigarrillo y aspirar su humo,
para inhalar de su compañía
hasta llegar a diluirme con su sueño entre sabanas.
Pero siempre está callada,
nunca dice nada, ni nada comenta,
y a pesar de que son varias mis preguntas,
todas sus respuestas se envuelven en misterio y silencio.
Sé que me entiende y que yo la entiendo.
Es su manera de asentir a lo que escucha.
… y yo la quiero.