Editorial Alaire

Dejemos que el silencio muerda lo que queda de nosotros.
Seamos irrelevantes como un viernes lluvioso.
Oremos para que los viticultores inventen un champán
que perpetúe la histeria de los grillos.
Acostumbrémonos a los políticos y a sus duendes
y a otras especies de plantas carnívoras.
Seamos protagonistas de la extinción.
Dejemos que los escultores piensen en un nuevo monumento.
Que los reyes finjan llorar.
Que los infantes aprendan del diccionario la palabra mártir
y la moldeen en plastilina.
Que los taxistas sean ángeles.
Que las pantallas de televisión se conviertan en pura sangre.
Dediquemos nuestro insomnio a los que realmente han acabado sus noches.
Ahora te recuerdo, Barcelona,
aquel día fue nuestro.
Tu y yo éramos tímidos
así que me enseñaste
a jugar fútbol
y me aseguraste que tus calles
no fueron concebidas para glorificar ruinas.
Yo dije que el mejor poema de amor
que había leído, era tu gente.
Ahora te recuerdo, Barcelona.
Nadie te esclaviza
y, mientras lo intenten,
el mar abrirá sus pasillos
para que Dalí vuelva a reencarnarse en uno de tus hijos.

Grandioso, Marius, grandioso.
Un poemazo que debe contarse como tesoro universal. Impresionante como has tomado la voz de tantos para edificar belleza pura.

¡No tinc por! gritamos con Barcelona.

Abrazos, querido amigo.

Hallie, gracias por hacer sentida tu presencia. Sí, no es el momento de estar callado. Hay que gritar desde los huesos. Mis abrazos, querida amiga.

Grandioso poema, como dice Hallie. Un hondo grito de dolor y rebeldía ante tanto terror y barbarie. Me ha conmovido profundamente.

Un gran abrazo, querido amigo.

Muchas gracias por hacer sentida tu presencia, querida amiga. Feliz fin de semana, Rosa.

Marius Gabureanu escribió:Dejemos que el silencio muerda lo que queda de nosotros.
Seamos irrelevantes como un viernes lluvioso.
Oremos para que los viticultores inventen un champán
que perpetúe la histeria de los grillos.
Acostumbrémonos a los políticos y a sus duendes
y a otras especies de plantas carnívoras.
Seamos protagonistas de la extinción.
Dejemos que los escultores piensen en un nuevo monumento.
Que los reyes finjan llorar.
Que los infantes aprendan del diccionario la palabra mártir
y la moldeen en plastilina.
Que los taxistas sean ángeles.
Que las pantallas de televisión se conviertan en pura sangre.
Dediquemos nuestro insomnio a los que realmente han acabado sus noches.
Ahora te recuerdo, Barcelona,
aquel día fue nuestro.
Tu y yo éramos tímidos
así que me enseñaste
a jugar fútbol
y me aseguraste que tus calles
no fueron concebidas para glorificar ruinas.
Yo dije que el mejor poema de amor
que había leído, era tu gente.
Ahora te recuerdo, Barcelona.
Nadie te esclaviza
y, mientras lo intenten,
el mar abrirá sus pasillos
para que Dalí vuelva a reencarnarse en uno de tus hijos.

Lei este excelente poema desde su primera hora de publicacion, pero no pude comentar hasta ahora. Es un poema que define parte de tu indefinible ars poetica, Marius. Es terriblemente hermosa aun nazca de la barbarie y la propagacion del terrorismo. Te felicito y deseo pedir tu permiso para publicarlo en mi pagina de Facebook El Visor De La Musa. ERA

Muchas gracias por hacer sentida tu valiosa presencia, E.R.A y gracias por las hermosas palabras. Acabo de leer tu comentario.Claro que sí, lo puedes publicar en tu página de Facebook. Recibe mis abrazos sinceros, estimada amiga.

He vuelto a estos versos tocados por la genialidad, querido amigo.

Gracias por regalar al mundo el privilegio de tu inspiración.

Toda una sofisticada lección de conjugar la palabra aguante y sacrificio puesto en la respetuosa mano de una idea nueva
y de un resurgir maduro y con el merecido respeto de seguir andando hacia adelante aunque el esfuerzo asuste.

Un abrazo

Muy bello, muy evocador y muy interesante trabajo de Marius.

Grande mi estimado.
Siempre es un placer pasear por tus versos.
Un abrazo amigo.

Un poema lleno de hermosas y magníficas metáforas. Excelente trabajo en forma y en fondo. Un abrazo, querido amigo.

Los mejores poemas de Marius Gabureanu, en Alaire.

¡Grande Marius!
Es un poema necesario y bellísimo.
Un fuerte abrazo.