Jamás amada
Publicado: Lun, 07 Ago 2017 18:28
La conocí cuando maduraban los limones,
¡cuando el anochecer saboteaba el día!
y la luna peleaba
con las tinieblas dentro de mis ojos.
Bajabas entre las piernas de los sauces lentamente
como un beso tímido.
Bajabas con el aroma salvaje
de las fresas y las moras
que para cortarlas
debes cortar tus manos.
Venías cegada por el brillo de las uvas,
machacada por cada roca del río,
con el vestido rasgado,
y tocabas con tu voz sosegada
las espaldas de las obreras
como si fueran tus hermanas.
A veces llevabas horas en silencio,
huérfana de los bosques,
tan muda, que parece nadie nunca te ha hablado,
tan esquiva, que parece nadie nunca te ha tocado,
obrera sin canasta,
amiga de las flores y la espina del cardo,
dormí dentro de tu pecho elemental junto a los pájaros,
junto a los perros acurrucados bajo las acacias,
enredado en las telarañas del rocío,
porque solo así puedo conocer tus ojos
que esconde la densidad de tu rostro,
y mientras caen los hombros cansados,
el mimbre muele el aroma de la fruta,
se van los pájaros a dormir,
oscurece, camino hacia ti,
y simplemente me vuelvo otra sombra
dentro de tu niebla.
¡cuando el anochecer saboteaba el día!
y la luna peleaba
con las tinieblas dentro de mis ojos.
Bajabas entre las piernas de los sauces lentamente
como un beso tímido.
Bajabas con el aroma salvaje
de las fresas y las moras
que para cortarlas
debes cortar tus manos.
Venías cegada por el brillo de las uvas,
machacada por cada roca del río,
con el vestido rasgado,
y tocabas con tu voz sosegada
las espaldas de las obreras
como si fueran tus hermanas.
A veces llevabas horas en silencio,
huérfana de los bosques,
tan muda, que parece nadie nunca te ha hablado,
tan esquiva, que parece nadie nunca te ha tocado,
obrera sin canasta,
amiga de las flores y la espina del cardo,
dormí dentro de tu pecho elemental junto a los pájaros,
junto a los perros acurrucados bajo las acacias,
enredado en las telarañas del rocío,
porque solo así puedo conocer tus ojos
que esconde la densidad de tu rostro,
y mientras caen los hombros cansados,
el mimbre muele el aroma de la fruta,
se van los pájaros a dormir,
oscurece, camino hacia ti,
y simplemente me vuelvo otra sombra
dentro de tu niebla.