Editorial Alaire

Todo amanecía como un áureo presagio
cuando sentí que en mi piel la luz se desnudaba
y una llovizna de arpegios melancólicos
inundaba al poniente con su cadencia triste,
mientras, el viento en sus espuelas traía
el susurro de un eco aletargado.
Fue como regresar de las tinieblas
con la mañana brillando entre la sangre
y la voz que se acostaba en el silencio
tiritando igual que el espasmo de un latido.
Y en mis manos danzaban los violines
como un mar de trigo en primavera.
Furtivos mis ojos sólo eran tragaluces
abiertos al crepúsculo y descubrieron
el arroyo donde llenaba con agua del amor
sus ánforas la vida para saciar la sed urgente.
Pero la lumbre del deseo fue dejando escrito
un epitafio y en su torrente de cenizas yo bebía
para que mi corazón saliera ileso del naufragio.
Y el ágora se fue quedando vacía de quimeras
y la noche lo mismo que una profecía estéril
se transmutó en vigilia permanente
donde velaron sus armas los suicidas.
La memoria se agitaba igual que un cierzo helado
y el olvido con ansiedad febril gestaba su plegaria
y hubo días que como un felino ardiente
mi soledad se redimía arañando el pulso del espejo
y quería morder la manzana ausente de la carne.

Precioso, Rafael, precioso. Fluidez, fuerza, emociones, belleza. Magnífica entrega que aplaudo con fervor.

Abrazo y felicidad.

Un magnífico poema, amigo Rafael, con un tono iniciático realmente épico. El poeta va relatando como recién sentidas todas las cosas que ve y nombra.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un abrazo.

Me ha gustado fondo y forma del poema. Un gusto leerte
Besos
Pilar

Magnífica obra literaria.
Te aplaudo compañero.
Un abrazo grande.

Rafael Valdemar escribió:

"Ven a reavivar mi hoguera
cenicienta de mis días"
(Joaquín Sabina)

Todo amanecía como un áureo presagio
cuando en mi piel la luz se desnudaba
y una llovizna de arpegios melancólicos
inundaba al poniente con su cadencia triste,
mientras, el viento en sus espuelas traía
el susurro de un eco aletargado.
Fue como regresar de las tinieblas
con la mañana brillando entre la sangre
y la voz que se acostaba en el silencio
tiritando igual que el espasmo de un latido.
Y en mis manos danzaban los violines
como un mar de trigo en primavera.
Furtivos mis ojos sólo eran tragaluces
abiertos al crepúsculo y descubrieron
el arroyo donde llenaba con agua del amor
sus ánforas la vida para saciar la sed urgente.
Pero la lumbre del deseo fue dejando escrito
un epitafio y en su torrente de cenizas yo bebía
para que mi corazón saliera ileso del naufragio.
Y el ágora se fue quedando vacía de quimeras
y la noche lo mismo que un pecado estéril
se transmutó en vigilia permanente
donde velaron sus armas los suicidas.
La memoria se agitaba igual que un cierzo helado
inmovilizando el ansia frutal de la ternura
y hubo días que como un felino ardiente
mi soledad se redimía arañando el pulso del espejo
y quería morder la manzana ausente de la carne.

Muy fuerte, emociones en imágenes fluídas . me encantó como el poeta expresa ese ánimo de pasión.
Un abrazo Rafael y gracias por tu visita .-

Rafael Valdemar escribió:

"Ven a reavivar mi hoguera
cenicienta de mis días"
(Joaquín Sabina)

Todo amanecía como un áureo presagio
cuando en mi piel la luz se desnudaba
y una llovizna de arpegios melancólicos
inundaba al poniente con su cadencia triste,
mientras, el viento en sus espuelas traía
el susurro de un eco aletargado.
Fue como regresar de las tinieblas
con la mañana brillando entre la sangre
y la voz que se acostaba en el silencio
tiritando igual que el espasmo de un latido.
Y en mis manos danzaban los violines
como un mar de trigo en primavera.
Furtivos mis ojos sólo eran tragaluces
abiertos al crepúsculo y descubrieron
el arroyo donde llenaba con agua del amor
sus ánforas la vida para saciar la sed urgente.
Pero la lumbre del deseo fue dejando escrito
un epitafio y en su torrente de cenizas yo bebía
para que mi corazón saliera ileso del naufragio.
Y el ágora se fue quedando vacía de quimeras
y la noche lo mismo que un pecado estéril
se transmutó en vigilia permanente
donde velaron sus armas los suicidas.
La memoria se agitaba igual que un cierzo helado
inmovilizando el ansia frutal de la ternura
y hubo días que como un felino ardiente
mi soledad se redimía arañando el pulso del espejo
y quería morder la manzana ausente de la carne.

Un trabajo pulido de distinguidas letras, Rafael. Mi enhorabuena!

Muy bello trabajo de Rafael.

Maravilloso poema, el lector se deja llevar y disfruta de la buena poesía.
Un placer, Rafael
Abrazo

Hallie gracias por pasarte por el poema y dejar tus elogiosas palabras

saludos

rafael

Magnífico encadenamiento metafórico hacia la luz que va menguando a medida que la soledad se adueña del espíritu.
Muy bella la expresión poética, la musicalidad y la gradación del claroscuro en torno al vuelo lírico del sentimiento.
Saludos, Rafael

JJFerreiro agradecido quedo por pasarte por mis versos y dejar tus palabras

saludos

rafael

Que bien se oye el latido de los versos cuando su latido fluye bajo la fuerza y el esplendor de la palabra y de la idea.

Me gustó el poema y disfruté con su influencia que me fue dando compañia y metáfora de imagen y esplendor.

Un abrazo

Pilar gracias por pasarte por el poema y dejar tus palabras

saludos

rafael

Muy buen poema, Rafael. Felicidades.