Editorial Alaire

El consumismo es nuestra nueva religión, por ello desfallecen las merluzas de la sociedad, incapaces de saciar el apetito del marketing y sus gurús. Ellos no son sino los instrumentos de fardos mas ocultos que señorean al mercado y su economía, esa multicolor piedra de sacrificios de nuestra época. El cuadro de Van Leyden me recuerda esa guerra florida de los dioses contra el consumidor compulsivo.
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consumptie, dan is er
.....dedicado a José Emilio Pacheco, labrador de quimeras

el ciclo es el mecanismo
.........que le da nombre al destino;
.........en la profundidad de la gran mentira,
.........cauterizada como abducida prestidigitación,
.........una hambrienta molécula
.........subsiste.

la hosca piedra
que habrá de lamer la sangre;

.........labrada en la seducción
.........que las vestales
.........de la mass media
.........apuran llamar
.........modernidad,

impaciente anhela su turno.

Tlacaélel depura la obsidiana
y millardos de inocuos protozoarios
asisten a su propia inmolación
.........la sangre fluye incontrolable
.........las leyes de la economía eyaculan
.........la llama del sol financiero resurge.

.........Ese holocausto sofoca
la rubia expresión de la top model
que nos aviva al consumo, Prometeo nos alcanza
la antorcha:
.............somos pequeñas luces
.............embebidas de vacuidad,
......................calcinándose.

En el primer plano del cuadro maldito:
.........el poeta apresura el fuste
contra las venas oscuras de sus hijas;
pervivirán a la salmuera del sacrificio,
....................y a su insurrección.

Un hermoso poema, amigo Eduardo.
Si se trata de decir de una forma personal, no hay duda de que tú lo logras, en esa definición de los excesos sin nombre que son el consumo porque sí. O porque no puede ser de otra manera dentro del tinglado al que pertenecemos.
Tal vez los poderes económicos sabrían decirnos más cosas.
En fin, ha sido un placer. Felicidades por el poema.
Te mando un cordial abrazo.

Rafel Calle escribió:Un hermoso poema, amigo Eduardo.
Si se trata de decir de una forma personal, no hay duda de que tú lo logras, en esa definición de los excesos sin nombre que son el consumo porque sí. O porque no puede ser de otra manera dentro del tinglado al que pertenecemos.
Tal vez los poderes económicos sabrían decirnos más cosas.
En fin, ha sido un placer. Felicidades por el poema.
Te mando un cordial abrazo.

Que generoso es tu comentario Rafael, disculpa que la respuesta sea un poco tardía; tal vez los poderes económicos como tú dices pudieran decirnos mas cosas y más aún, devolvernos más de lo que nos llevan. Saludos sinceros.

Aprovecho para editarlo y poner una dedicatoria a un gran poeta al que sin haber asistido jamás a sus cátedras o conversado con él, ha sido para mi un gran maestro.