Editorial Alaire

Pilar Iglesias de la Torr escribió:TXOPO,

las curvas de nivel que cimentan la orografía de tu poema, son sensuales líneas a beber, aspirando el pleno aroma de su núcleo

doble nivel de lectura, en el mix mujer-tierra, con bellas imágenes de cartografía

fue un gran placer saborearlo

Se sumerge mi aliento en tu cintura
en un vasto mar de deseo;
y entonces ya no hay singladura
ni Rosa de los Vientos,
ni hay carta marina,
que gobierne mar adentro
el firme timón de mi velero.

un beso............Pilar

José Manuel Sáiz escribió:MI ROSA DE LOS VIENTOS

Desnuda y acostada
eres como la Tierra:
serena y entregada.

Te pareces entre mis brazos
a los campos en primavera
cuando esperan cada año
la semilla en sus entrañas.

Mis manos de trotamundo
como un cartógrafo te ansían;
y despliegan, sobre el atlas de tu anatomía,
mi Rosa de los Vientos.

En Meridianos y Paralelos
se dividen cada uno de tus miembros
cuando giran como mundos
en el cosmos de mi universo.

De tus cuatro puntos cardinales
partirán todos mis rumbos,
antes de acostar en ellos,
mi pecho de navegante:

En el NORTE de tu cuerpo
se pierde mi proa en tu boca;
en tu cabeza mis sueños;
y bajo un párpado pequeño
yo escondo el aparejo
de todos mis deseos.

Por el ESTE de tu talle
tu brazo se alza y me abraza;
y se acuesta lentamente
sobre la cumbre de mi espalda,
como un sol de media tarde
que se oculta tras la ensenada.

En el OESTE de tu piel
tu mano izquierda es una luna
que cabalga plateada
hacia el valle de mi nuca.

Y en el SUR…
¡ay, en el Sur!
En ese confín soñado
que pone fin a tus piernas…
En esa frontera dulce
que conduce a tus caderas…
Sur… cálido Sur…
arrecife húmedo y sombrío,
tu playa todo lo abarca.

Sur… continente deseado.
Sensual encrucijada de caminos
que orienta la derrota de mi navío
con la intensa luz de tu faro.

Tu piel es un río que circunda el valle
y que recoge en su cauce
las aguas cálidas de mi afluente.

Anegado manantial de vida eterno
es la fuente de tu vientre,
del que bebe mi boca ardiente,
el dulce vino de tu cuerpo.

Se sumerge mi aliento en tu cintura
en un vasto mar de deseo;
y entonces ya no hay singladura,
ni Rosa de los Vientos,
ni hay carta marina,
que gobierne mar adentro
el firme timón de mi velero.

Mujer amada,
fértil como la tierra;
que sea la aguja
de mi brújula imantada
la que esculpa contigo
el perfil de tu nombre
con el cincel encendido
de mi esencia de hombre.

Este, Oeste, Sur y Norte.
Son los Puntos Cardinales
que delimitan mi horizonte.

Sobre tu piel húmeda de deseo
escogeré un sendero;
y hacia él pondré yo mi rumbo.
Oriente y Poniente
unidos en tu vientre
en un sólo punto.

Yo el Sol; tú la Luna.
Tú la Tierra; yo el Mundo.
Trazaré con mi sextante
un cuadrante fecundo
sobre la isla distante
de tu mar en calma.

Y Tierra adentro,
tras las montañas,
en lo más profundo,
mi corazón y mi alma
se quedarán grabadas
en los valles de tu piel ,
como curvas de nivel,
en el papel de un mapa.

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