Marcial en el instituto (masturbaciones)
Publicado: Vie, 04 Jul 2008 5:01
.
¿Qué hago,
si siento más aprecio por mi polla
que por mi propia vida?
MARCIAL
Vivía amancebado con su propia mano
FRANCISCO DE QUEVEDO
Lo sublime es la gayola, la gallarda, la dulce pera matinal y vaga, la manuela, o sea meneársela
FRANCISCO UMBRAL
I
Lorea,
regaliz rojo,
me hacías los trabajos de física
a cambio de mis respuestas blancas
en los exámenes de literatura.
¡Qué adorable sonrisa con guisantes!
¡Qué amistad anaranjada!
¡Qué risueña mirada de lápiz
bajo las venas del pupitre!
Lástima que yo,
en la barbacana de la noche,
todo,
(la mirada,
la sonrisa,
tu blusa azul)
lo pusiera perdido…
II
Maite,
ramita de acebo:
contigo por vieja
y puri y mala profesora
de inglés.
III
Izaro
me advierte:
“Yo voy siempre
de cara”.
Pero yo te prefiero
de espaldas,
culimarcona.
IV
Cuando Larraitz
menudea por la tarima
con su minifalda negra plisada,
ya no pensamos
en los vertebrados y los invertebrados,
en las plantas monocotiledóneas
y las plantas dicotiledóneas,
ya no pensamos en Riego en Cádiz
ni en el mito de la caverna,
en las ecuaciones de segundo grado
o en la temperatura de ebullición del agua,
sino solamente
en Larraitz con minifalda
y en Larraitz
sin minifalda.
V
Yo soy una profesora
muy exigente,
nos recordó Mila,
mientras sus cargados pezones,
como frutos de una higuera,
apuntaban contra nosotros.
VI
A Edurne le hice una vez
a bolígrafo
un poema violeta
por jovial,
caribuena
y por dejarme fotocopiar
sus apuntes de latín.
Luego,
por la noche,
le hice sin bolígrafo
un poema fluvial
y violento
por ese culo sabadero
de litrona
y discoteca.
VII
Te lo advierto, Nimbe:
¿por qué te obligas a hacer
caracolillos con tu pelo
durante la clase de matemáticas?
La próxima vez tomaré medidas.
VIII
Cuando Nekane me preguntó,
después de pintarse los labios,
qué tal estaba,
yo no le dije
persia
alejandría
carniculona;
yo no le dije
triciclo y peonza
y látigo de bicicleta;
yo no le hablé
de zumos blancos
en su cara sin flequillo;
yo,
que sólo soy un cobarde,
le dije:
muy guapa.
IX
A Nagore,
diadema sideral,
le he pedido para salir:
me ha dicho que no.
Era el plan A.
(Esta noche,
en mi cuarto,
el plan B).
X
Desde el día
en que Carmen me dijo
que yo era una persona de fiar,
ya no me masturbo por las noches
como antes,
ya no soy tan violento con ella
como antes,
ya no le ensucio su blazer amarillo
como antes,
ya no le hago arrodillarse
como antes.
(Tengo mala conciencia).
XI
Cada vez que imagino,
Lucía,
lo que podría ser una noche contigo,
sólo me viene a la cabeza
Lamartine al mando
de cien caballos salvajes.
XII
Lorena,
prímula de mis ojos,
ya sé que sólo me pediste la hora:
¿no te parece suficiente provocación?
XIII
Miren,
labios de siempre me acuerdo,
quisiera entrar en tu boca
al mando de un barco pirata
con las velas fuertes y extendidas;
un barco de mil colores ligeros
que te soplara por dentro:
sólo así entenderías lo que siente,
lo que siento,
cada vez que te ve,
cada vez
que te veo.
XIV
Cuánto más me cuentan
que Inma es insoportable
y sin aleluyas;
cuanto más se murmura
que se ha divorciado dos veces
y le faltan amigas
de cinco manteles;
cuánto más nos castiga
en las clases de ética
y crece la barba
de mis suspensos,
más ganas tengo de hablar a solas
(muy a solas)
con ella.
XV
No, no perdono.
Tampoco a Sonia.
¡Y todo por culpa
de un leve constipado!
(Todo el día lo ha pasado
con la boca abierta).
XVI
Cada vez que Idoia me demuestra
que mis argumentos
no tienen ninguna base,
cada vez
que vuelca una por una
mis ideas en calderilla,
mis tormentas de juguete,
mis nidos sin descendencia,
me vuelvo a casa
con unas terribles,
pringosas
y aceitadas
ganas
de venganza.
XVII
¡La inteligencia de las mujeres
me da tanto trabajo...!
(Ayer la descubrí leyendo
a Alejandra Pizarnik
y ya no me parece fea).
http://neorrabioso.blogspot.com
.
¿Qué hago,
si siento más aprecio por mi polla
que por mi propia vida?
MARCIAL
Vivía amancebado con su propia mano
FRANCISCO DE QUEVEDO
Lo sublime es la gayola, la gallarda, la dulce pera matinal y vaga, la manuela, o sea meneársela
FRANCISCO UMBRAL
I
Lorea,
regaliz rojo,
me hacías los trabajos de física
a cambio de mis respuestas blancas
en los exámenes de literatura.
¡Qué adorable sonrisa con guisantes!
¡Qué amistad anaranjada!
¡Qué risueña mirada de lápiz
bajo las venas del pupitre!
Lástima que yo,
en la barbacana de la noche,
todo,
(la mirada,
la sonrisa,
tu blusa azul)
lo pusiera perdido…
II
Maite,
ramita de acebo:
contigo por vieja
y puri y mala profesora
de inglés.
III
Izaro
me advierte:
“Yo voy siempre
de cara”.
Pero yo te prefiero
de espaldas,
culimarcona.
IV
Cuando Larraitz
menudea por la tarima
con su minifalda negra plisada,
ya no pensamos
en los vertebrados y los invertebrados,
en las plantas monocotiledóneas
y las plantas dicotiledóneas,
ya no pensamos en Riego en Cádiz
ni en el mito de la caverna,
en las ecuaciones de segundo grado
o en la temperatura de ebullición del agua,
sino solamente
en Larraitz con minifalda
y en Larraitz
sin minifalda.
V
Yo soy una profesora
muy exigente,
nos recordó Mila,
mientras sus cargados pezones,
como frutos de una higuera,
apuntaban contra nosotros.
VI
A Edurne le hice una vez
a bolígrafo
un poema violeta
por jovial,
caribuena
y por dejarme fotocopiar
sus apuntes de latín.
Luego,
por la noche,
le hice sin bolígrafo
un poema fluvial
y violento
por ese culo sabadero
de litrona
y discoteca.
VII
Te lo advierto, Nimbe:
¿por qué te obligas a hacer
caracolillos con tu pelo
durante la clase de matemáticas?
La próxima vez tomaré medidas.
VIII
Cuando Nekane me preguntó,
después de pintarse los labios,
qué tal estaba,
yo no le dije
persia
alejandría
carniculona;
yo no le dije
triciclo y peonza
y látigo de bicicleta;
yo no le hablé
de zumos blancos
en su cara sin flequillo;
yo,
que sólo soy un cobarde,
le dije:
muy guapa.
IX
A Nagore,
diadema sideral,
le he pedido para salir:
me ha dicho que no.
Era el plan A.
(Esta noche,
en mi cuarto,
el plan B).
X
Desde el día
en que Carmen me dijo
que yo era una persona de fiar,
ya no me masturbo por las noches
como antes,
ya no soy tan violento con ella
como antes,
ya no le ensucio su blazer amarillo
como antes,
ya no le hago arrodillarse
como antes.
(Tengo mala conciencia).
XI
Cada vez que imagino,
Lucía,
lo que podría ser una noche contigo,
sólo me viene a la cabeza
Lamartine al mando
de cien caballos salvajes.
XII
Lorena,
prímula de mis ojos,
ya sé que sólo me pediste la hora:
¿no te parece suficiente provocación?
XIII
Miren,
labios de siempre me acuerdo,
quisiera entrar en tu boca
al mando de un barco pirata
con las velas fuertes y extendidas;
un barco de mil colores ligeros
que te soplara por dentro:
sólo así entenderías lo que siente,
lo que siento,
cada vez que te ve,
cada vez
que te veo.
XIV
Cuánto más me cuentan
que Inma es insoportable
y sin aleluyas;
cuanto más se murmura
que se ha divorciado dos veces
y le faltan amigas
de cinco manteles;
cuánto más nos castiga
en las clases de ética
y crece la barba
de mis suspensos,
más ganas tengo de hablar a solas
(muy a solas)
con ella.
XV
No, no perdono.
Tampoco a Sonia.
¡Y todo por culpa
de un leve constipado!
(Todo el día lo ha pasado
con la boca abierta).
XVI
Cada vez que Idoia me demuestra
que mis argumentos
no tienen ninguna base,
cada vez
que vuelca una por una
mis ideas en calderilla,
mis tormentas de juguete,
mis nidos sin descendencia,
me vuelvo a casa
con unas terribles,
pringosas
y aceitadas
ganas
de venganza.
XVII
¡La inteligencia de las mujeres
me da tanto trabajo...!
(Ayer la descubrí leyendo
a Alejandra Pizarnik
y ya no me parece fea).
http://neorrabioso.blogspot.com
.