Editorial Alaire

Abrí la ventana llamado por el sol
que iluminaba la calle.

La reja me separa del laurel que resguarda
mi privacidad del mundo.
Puedo mirar sin ser visto y me sorprende
ese niño que siempre está sentado
en el cordón de la vereda.
Pensativo y silente parece hablarme
en ese silencio de profundidad callada.
Me lleva a esos tiempos en que la calle
y los cordones de sus veredas eran
rutina en mi vida.
Pero su tristeza es niñez distinta
a la del recuerdo mío…
Tal vez tenga más años de los que veo
o tal vez sea una tristeza pasajera
como las que a veces vivo…


De mi libro “De poemas que morían” 2017 ISBN 978-987-4004-38-3

Qué hermosa idea, Carlos; el recuerdo sentado allí y mirando muy dentro de nuestra memoria...

Salud, felicidad y gracias por compartir.

Carlos Justino Caballero escribió:Abrí la ventana llamado por el sol
que iluminaba la calle.

La reja me separa del laurel que resguarda
mi privacidad del mundo.
Puedo mirar sin ser visto y me sorprende
ese niño que siempre está sentado
en el cordón de la vereda.
Pensativo y silente parece hablarme
en ese silencio de profundidad callada.
Me lleva a esos tiempos en que la calle
y los cordones de sus veredas eran
rutina en mi vida.
Pero su tristeza es niñez distinta
a la del recuerdo mío…
Tal vez tenga más años de los que veo
o tal vez sea una tristeza pasajera
como las que a veces vivo…


De mi libro “De poemas que morían” 2017 ISBN 978-987-4004-38-3

Yo miré a través de un cristal
y vi un poeta que a su vez miraba
un niño, la calle y la vereda
y algún recuerdo de otra infancia.
Me ha encantado el poema y el café que me acompañó.
Saludos

Hallie Hernández Alfaro escribió:Qué hermosa idea, Carlos; el recuerdo sentado allí y mirando muy dentro de nuestra memoria...

Salud, felicidad y gracias por compartir.

Agradezco tus palabras y su apoyo implícito, amiga. Gracias!

Rosa Martín escribió:

Carlos Justino Caballero escribió:Abrí la ventana llamado por el sol
que iluminaba la calle.

La reja me separa del laurel que resguarda
mi privacidad del mundo.
Puedo mirar sin ser visto y me sorprende
ese niño que siempre está sentado
en el cordón de la vereda.
Pensativo y silente parece hablarme
en ese silencio de profundidad callada.
Me lleva a esos tiempos en que la calle
y los cordones de sus veredas eran
rutina en mi vida.
Pero su tristeza es niñez distinta
a la del recuerdo mío…
Tal vez tenga más años de los que veo
o tal vez sea una tristeza pasajera
como las que a veces vivo…


De mi libro “De poemas que morían” 2017 ISBN 978-987-4004-38-3

Yo miré a través de un cristal
y vi un poeta que a su vez miraba
un niño, la calle y la vereda
y algún recuerdo de otra infancia.
Me ha encantado el poema y el café que me acompañó.
Saludos

Agradezco tu mirada, poeta! Me halaga... besos para ti.

La melancolía del recuerdo y del tiempo en su complejo andamiaje.
Bello, Carlos.
Abrazo

Carmen PlaMuchas gracias! escribió:La melancolía del recuerdo y del tiempo en su complejo andamiaje.
Bello, Carlos.
Abrazo

Me alegró tu visita, Carmen!

Me encantó este poema intimista y nostálgico. Felicidades y un abrazo.

Ramón Carballal escribió:Me encantó este poema intimista y nostálgico. Felicidades y un abrazo.

Siempre honrado con tu presencia, Ramón. Un abrazo!

Hermoso e inspirador poema, Carlos, un deleite
y lujo de lectura, de una bella persona y gran poeta amigo

Felicidades y un abrazo

Rafael

Rafael Zambrano Vargas escribió:Hermoso e inspirador poema, Carlos, un deleite
y lujo de lectura, de una bella persona y gran poeta amigo

Felicidades y un abrazo

Rafael

Muchas gracias, Rafael. Por cierto retribuyo elogios personales pues te conozco desde hace mucho y en mucho me ayudaste con los sonetos... Un abrazo!

Hermoso trabajo de Carlos.

Rafel Calle escribió:Hermoso trabajo de Carlos.

Gracias por el apoyo, Rafel!

La nostalgia se adueña de los versos. Un poema bello que me gustó leer.
Besos
Pilar

Pilar Morte escribió:La nostalgia se adueña de los versos. Un poema bello que me gustó leer.
Besos
Pilar

Me alegra verte en casa, Pilar! Gracias!