con un ¡ clak ¡ de ramajo en troncho.
Y en el aire,
y en el camino,
brutalmente esparcidas las tripas del sueño.
Tal vez llegue el “hombre del saco” y duerma en su barba
a los no nacidos de vosotros,
sueños.
(Por todos los sueños del mundo concebidos y aún sin parir. Alicante huele a fiesta y pólvora. Es junio)