Editorial Alaire

Sentado en el sol de la tarde,
estoy pensando en las canciónes de Bethoven que desconozco
y en los amigos que tuve.
Qué locura escuchar el murmullo del pasado
mientras los carruajes de la miseria
se enlodan en cosas atemporales.
Mi colección de indios de plástico
y yeguas de plástico, fue tan importante
como ahora es esa botella de whisky
que se ha vuelto una especie de decirle hola
a la soledad.
Y ese deseo de arrojarme en los pozos
sigue de pie, como cuando era niño.
Mi sombra sabe contener su llanto,
pero no aguanta los jueves.
Yo la escupo
y otra vez pienso en los amigos que tuve.
Tal vez hay más que ese subterráneo de divorcios
para deciros la velocidad de mi alma,
amigos, que nunca vais a visitar mi tumba.

Qué bonito el titulo, y triste.

El tiempo y la distancia es implacable, nos separa a veces sin remedio y sin querer.

Pero algunos amigos están siempre, incondicionalmente, pase lo que pase. Aunque no siempre estén a los pies de nuestra tumba.

Muy bueno. Vaya cierre.
Un saludo.

Cuánta humanidad se derrama en estos versos Marius. Decirte que a mi me tienes. Esa soledad está tejida con unos hilos sublimes que la impulsan hacia el mundo. Tu poesía, como siempre, permite navegar y adentrarse en lo profundo. Un enorme placer pasar.
Fuerte abrazo

Un poema hermoso con esa solidez brillante de la interioridad Gabureanu; la sombra, los divorcios, la muerte, la infancia que ronda, los amigos en pasado, la soledad en la vida de los jueves. Duele, y al mismo tiempo, nos empapa de afectividad y cercanía.

Abrazo enorme, amigo del alma; y gracias por compartir.

Qué bien mueves el resuello de la paradoja y la antimateria poética, amigo. Todo un honor asar por la subrealidad poética
que tan bien une la imaginación con el latir del verso
Un abrazo

Hermoso y profundo poema, como son siempre los versos que nos muestran la vida con sus sombras y luces; quizá mas triste que grata. Aplausos a tu obra
Besos
Pilar

En los territorios de la soledad tiende a pellizcarnos la nostalgia, universos que se disiparon como una cortina de ausencias, el halo agridulce de la infancia...
Magnífico poema, querido amigo.

Un gran abrazo.

Hermoso trabajo de Marius.