Editorial Alaire

Alejandro Costa escribió:
Era la sensación de no entender nada del destino,
la lujuria impávida de un ayer desconocido,
era como un suspiro en el vacío,
la voz recostada en la lava de una pasión,
el placer de sentir lo que deseamos
y el rezo incomprendido de un acto sin fe.

Maldito como la horca de un acusado,
enredado entre serpientes sin inmunidad,
ahogado en un mar sin esperanza,
añorado en un cementerio sin lápidas.

Aún presiento que existe un mañana,
pero no descubro el camino,
me muevo en portales de desesperanza
mientras habito en un rincón del pasado,
atemorizado por un futuro sin llave,
por la leyenda de una nueva vida,
por la sed que aún no he saciado,
y por no entender que el destino
no tiene lugar en el horizonte
ni estación donde dirigirse.

Y esa sensación aún persiste,
aunque continúe rezando.

Ramón Carballal escribió:Hay cierta desesperanza en estos versos tan bien escritos como es costumbre en tu obra. He disfrutado con la lectura. Abrazos.

Carmen Pla escribió:Un poema de búsqueda que me ha gustado mucho, el poema tiene una presencia intimista en el corazón del poeta de muy bellas imágenes, tristes y sin esperanza, pero ese es el cuerpo del poema en la nobleza de tu sentimiento.
Un placer leerte, Alejandro.
Un fuerte abrazo

Julio Gonzalez Alonso escribió:

Alejandro Costa escribió:
Era la sensación de no entender nada del destino,
la lujuria impávida de un ayer desconocido,
era como un suspiro en el vacío,
la voz recostada en la lava de una pasión,
el placer de sentir lo que deseamos
y el rezo incomprendido de un acto sin fe.

Maldito como la horca de un acusado,
enredado entre serpientes sin inmunidad,
ahogado en un mar sin esperanza,
añorado en un cementerio sin lápidas.

Aún presiento que existe un mañana,
pero no descubro el camino,
me muevo en portales de desesperanza
mientras habito en un rincón del pasado,
atemorizado por un futuro sin llave,
por la leyenda de una nueva vida,
por la sed que aún no he saciado,
y por no entender que el destino
no tiene lugar en el horizonte
ni estación donde dirigirse.

Y esa sensación aún persiste,
aunque continúe rezando.

Tocas y nos tocas el corazón con uno de los puntos sensibles de la existencia. El futuro, lo que se nos va pasando entre las manos, la ansiedad, el vértigo del tiempo. Y mucho más en ese volcán que se remueve en nuestras entrañas. Con un abrazo.
Salud.
Salud.

Julio Gonzalez Alonso escribió:

Alejandro Costa escribió:
Era la sensación de no entender nada del destino,
la lujuria impávida de un ayer desconocido,
era como un suspiro en el vacío,
la voz recostada en la lava de una pasión,
el placer de sentir lo que deseamos
y el rezo incomprendido de un acto sin fe.

Maldito como la horca de un acusado,
enredado entre serpientes sin inmunidad,
ahogado en un mar sin esperanza,
añorado en un cementerio sin lápidas.

Aún presiento que existe un mañana,
pero no descubro el camino,
me muevo en portales de desesperanza
mientras habito en un rincón del pasado,
atemorizado por un futuro sin llave,
por la leyenda de una nueva vida,
por la sed que aún no he saciado,
y por no entender que el destino
no tiene lugar en el horizonte
ni estación donde dirigirse.

Y esa sensación aún persiste,
aunque continúe rezando.

Tocas y nos tocas el corazón con uno de los puntos sensibles de la existencia. El futuro, lo que se nos va pasando entre las manos, la ansiedad, el vértigo del tiempo. Y mucho más en ese volcán que se remueve en nuestras entrañas. Con un abrazo.
Salud.
Salud.

Pilar Morte escribió:Toda la ansiedad que , a veces, provoca la vida la muestras fielmente y con belleza en estos versos logrados.
Abrazos
Pilar

Rafel Calle escribió:Hermoso trabajo de Alejandro.

Guillermo Cuesta escribió:Alejandro,qué bien transmite tu poema las inquietudes de la humana conciencia que va dilucidando
cómo se adhiere y cómo afecta su incursión en cada movida y en cada vida.

un abrazo