Editorial Alaire

Nada como sentir la tierra bajo los pies descalzos dentro de la casita de madera. Su puerta entre dos ventanas que observan el verdor bañado en rojizo paisaje.

Me recuesto entre frutas, verduras, raíces y flores esperando como de costumbre la cálida mirada azul marina que atraviesa la madera y láminas de zinc cada noche.

Y que como el sonido de la lluvia sobre este techo?
O la fragancia del beso del aguacero a la tierra?
Lo disfruto en su totalidad, siempre espero lo inesperado.
Entre su techo y paredes que para mí son de oro transparente tal cristal baila mi sombra de catarsis en la singularidad.

yo, el sujeto en la casa,
la casa las fauces del campo
el campo el reino mágico dentro de bola de cristal
entre manos y ojos de algún Dios antiguo y extraño.

Lejos, muy lejos de dónde los niños desaparecen de flaqueza
y las ratas revientan de gordura.

Canta la casa de campo
cada segundo es eterno
al ritmo de las estaciones...
canta el Flamboyan con la ira del amor
cantan grillos por las noches
canta el gallo al amanecer
cantan las aves toda la tarde
cantan árboles al oscurecer.

Canta campo, canta!!!
tu canto animal y silvestre a través de la casita... canta ese canto de ángeles caídos
canta para las criaturas del bosque
canta para gigantes en las montañas
y para los que ganamos al perder.

La casita de campo ha ejercitado sobre ti la inspiración mixta (prosay poesía) y satisfecho tu intención lograda, para dotar a la tierra
que pisas de más encanto que el propio con esa amalgama interna de ganar cuando se pierde.

Un abrazo

Gracias Guillermo. Trato de escribir con libertad, que no sea nada complicado, que sea entretenido y claro lo que llegue en la inspiración.

Sale de la Sala de Espera.

Hermoso trabajo de David.

Muchas gracias Rafel Calle.

David, me he identificado con tu precioso y evocador poema. Yo no solo vivo en una casita de madera... También las construyo y las alquilo.
Me viene al pelo el comentario para hacer un poco de publicidad...
http://www.lacasitadelrio.es


Un abrazo.
J. Manuel

Que bueno Jose. Me alegra aportar algo en tu proyecto.
Nada como desconcertarse de la gran ciudad, refugiado en una casita de madera en el campo.