Editorial Alaire

Nos movemos a la velocidad de la luz,
no pude verte la verdad,
tampoco pude verme en el espejo,
mientras caía apresurada el agua
en mis manos de arena.

Al apagar la luz
apagué también mi sombra.

No alcanzamos a amarnos,
no alcanzamos,
solo me besaste
como besa el viento,
el reloj jalaba de tu vestido
lleno de flores por nacer,
en este jardín tardío,
donde solo tu florecías.

Me detuve, inmune y quieto,
me detuve, mientras todo giraba,
pude ver tu rostro pétalo,
también pude verme
en el espejo de tu cara,
mientras cortaba el cauce de arena
que caía en mis manos.

Al apagar la luz
apagué también el tiempo.

Nos amamos en un respiro de esta vida,
nos amamos,
y me besaste como besa el viento
con el vestido que nació de ti,
porque eras el jardín reciente
y solo tú florecías en medio del huracán.

Un hermoso poema de amor con un final sobresaliente. Saludos cordiales.

Al apagar la luz apagaste la sombre y el tiempo. El final muy bueno.
Hermosos versos que disfruté
Abrazos
Pilar

Hermoso trabajo de Antonio.

Ramón Carballal escribió:Un hermoso poema de amor con un final sobresaliente. Saludos cordiales.

Gracias Ramón por pasar y comentar, te dejo un abrazo.
Saludos.

Satír.

Un buen poema Antonio. Hay muchos versos que me han encantado. Todo fluye con naturalidad y armonía.
Un abrazo y felicitaciones por el poema.
J. Manuel

Ritmo y tema muy amenos para resaltar que la velocidad desvanece y nunca reconcilia los sentires.
Alguien dijo con toda la filosofía sabia de la vida:"visteme despacio que tengo prisa".
Me gustó el poema y su desarrollado amago que empuja la luz y el tiempo contra las sombras y el espacio.

un abrazo