Editorial Alaire

El muro que él tenía
era como el cemento,
le aislaba de la vida y de la muerte,
le dejaba confuso con su miedo.

A veces parecía un subterfugio
para no decir nada, salvo el eco
y soñar con los árboles
atado a los conflictos de los sueños.

Se metía en su mundo de utopías,
luego se desbordaba en el silencio
a través de la piel,
más allá de la línea del desvelo.

El instinto de arena era su ley,
él jamás concebía una esperanza
porque su muro era
un círculo de furia en una balsa.

A veces no podía contenerse
y doblaba oraciones por palabras,
para ensoñar el tiempo de la luz,
como un bálsamo triste frente al alma.

Al final la nostalgia le contuvo
de seguir su camino sin templanza,
imaginando el reino de las sombras
en mitad de huracanes, entre brasas.


Ana Muela Sopeña

Ana, cada vez me gusta más tu poesía. En este caso envuelves la narración de sugerencias que hacen de la lectura una delicia.


Un abrazo muy fuerte.

Qué bien llegan estos versos tan sensibles y hondos, querida Ana; un muro que se repite en cada ser; a veces con capas muy permeables; otras, revestido de granito intraspasable.

Gracias por compartir y estar.
Beso grande.

Levantamos un muro para no sufrir y no dejar pasar lo malo, pero no nos damos cuenta que tampoco dejamos pasar lo bueno. Yo no soy de poner muros, prefiero derribarlos.

No hay rosas sin espinas.

Buen poema Ana.

Me ha gustado mucho este oscuro poema. Hay soledad, incomunicación, desesperación detrás de ese muro, que es como estar encerrado en una habitación vacía rodeado de nuestros miedos. Aplaudo fervientemente tus versos.

Un afectuoso abrazo.

El muro que nos protege del mundo y de los otros es también el muro que nos aísla de vivir plenamente.

Certeros y profundos versos, Ana. Un placer, como siempre, llegar a tu poesía.

Abrazos.

Ana, este poema lo has bordado. Me gustó mucho
Besos
Pilar

Los árboles en la noche desnudan nuestros sueños, aunque bien sabemos que la vida es una dispersión que, casi siempre, nos aleja de nosotros mismos "más allá de la línea del desvelo".Sin embargo, es hacia nosotros donde dibujamos en un sueño dentro del mismo sueño, como los elipses tan lejanos la propia vida. Sin más, este poema tiene muchas ramas, la naturaleza al completo, es la primogénita de tus sensaciones. Superior poema que, merece cuanto menos, mis sinceros elogios. Un cordial abrazo, desde mi isla, espero que llegue.

José Manuel F. Febles.

Gracias, Manuel, me alegra mucho lo que dices...

Un beso grande
Ana

Gracias a ti, Hallie, por leerme y por brindarme tus hermosas palabras.

Un beso grande
Ana

Gracias, Elena, por brindarme tu opinión. Es bueno eso que dices, que te gusta derribar los muros... Supongo que tender puentes...

Un abrazo
Ana

Agradezco, Ramón, tu paso por estos versos.

Un beso
Ana

Muchas gracias, Rosa, por venir y dejar tu huella en mi poema.

Besos a montones
Ana

Me alegra mucho, Pilar, que así te lo parezca.

Besos agradecidos...
Ana

Nos dejas un precioso poema Ana. Construir un muro es como matizar hielo en el vivir de la mente. Nos condena al vivir inconcluso, al sentir ausente. Tal vez sea mejor enfrentar los golpes de la realidad antes que ser inexistente.
Saludos,
Juan Cruz.