Editorial Alaire

Suenan los primeros compases
y mi alma se hizo música;
el aire se vistió de azul
mientras mirlos en silencio aleteaban arpegios vírgenes.

La almohada me acogió como algodón de madre;
era la hora del regazo,
de dejarse envolver por un espíritu que se hacía
uno en el mío.

Las heridas se cerraban como en un milagro
y se callaban las voces de la tristeza.
El corazón se hacía agua sobre un pentagrama
donde otros habían escrito la armonía del cielo.

Me preguntaba por qué sucedía,
cuál era el dedo que señalaba el espacio
donde me hallaba,
por qué mi alma era un todo y las partes estaban fuera,
qué sonido iluminaba tanto rincón oscuro.

Eso no ocurre siempre,
pero regresaré al camino de la magia
por si han quedado restos de acordes en el tiempo.

Precioso, Pilar, me gustó mucho el final, esa es tu magia, envolver con ella espacios de poesía y música del alma.
Besos

Siempre es una música conocida, Pilar. O a cada uno nos suena muy parecido. Genial. Con un abrazo.
Salud.

Hermoso y lleno de luz Pilar, las notas van tecleando una calma que se va instalando al leerte.
Un placer venir, me encantó.
Besos amiga

¿Por qué siempre, Pilar, tus poemas me llenan de paz?

Abrazos y gracias.

Qué magnífico el sentir de tonos musicales. Toda una colectiva satisfacción para el lector que te acompaña y que te siente.

Encanto de lectura y lección de imagen.

un abrazo

[quote="Carmen Pla"]Precioso, Pilar, me gustó mucho el final, esa es tu magia, envolver con ella espacios de poesía y música de

Gracias, Carmen, por tu amable comentario
Besos
Pilar

Julio Gonzalez Alonso escribió:Siempre es una música conocida, Pilar. O a cada uno nos suena muy parecido. Genial. Con un abrazo.
Salud.

Puede que sea conocida o en el fondo la llevemos sin manifestarse. Gracias por tus hermosas palabras.
Besos

Pues regresarás al mundo de la magia, donde el espacio desaparecere y el alma lo es todo.
Muy bello y un abrazo Pilar
Maria

Pilar Morte escribió:Suenan los primeros compases
y mi alma se hizo música;
el aire se vistió de azul
mientras mirlos en silencio aleteaban arpegios vírgenes.

La almohada me acogió como algodón de madre;
era la hora del regazo,
de dejarse envolver por un espíritu que se hacía
uno en el mío.

Las heridas se cerraban como en un milagro
y se callaban las voces de la tristeza.
El corazón se hacía agua sobre un pentagrama
donde otros habían escrito la armonía del cielo.

Me preguntaba por qué sucedía,
cuál era el dedo que señalaba el espacio
donde me hallaba,
por qué mi alma era todo y las partes estaban fuera,
qué sonido iluminaba tanto rincón oscuro.

Eso no ocurre siempre,
pero regresaré al camino de la magia
por si han quedado restos de acordes en el tiempo.

Hermoso poema que respira paz y armonía, me ha gustado esa luz/música que lo inunda. Abrazos, ERA

Enorme la sencilla belleza que has logrado, Pilar. Felicidades y gracias por compartir tu canto.
Un abrazo

Ventura Morón escribió:Hermoso y lleno de luz Pilar, las notas van tecleando una calma que se va instalando al leerte.
Un placer venir, me encantó.
Besos amiga

Me alegra que te haya gustado el poema y me lo digas con tus gratas palabras.
Besos

Tu poesía crece y crece, Pilar:

Siempre es una experiencia interesante sumergirse en tu poética.

Has logrado crear una sensación de expansión en este poema.

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

Concha Vidal escribió:¿Por qué siempre, Pilar, tus poemas me llenan de paz?

Abrazos y gracias.

Me alegra que halles paz con estos versos y me lo digas.
Abrazos

Fluida la música en estos versos que nos trasportan por espacios mágicos. Un lujo de lectura.
Un abrazo.
Pepa