La propuesta, capítulo 14 de "La deriva"
Publicado: Dom, 22 Ene 2017 11:45
LA PROPUESTA
¿Cómo es posible que haya caído tan bajo? Se podría esperar de otra persona, de alguien más apegado a los bajos instintos, de uno que hubiera convivido con la miseria y el dinero fácil, alguien, tal vez, sin arraigo, un mercenario que se hubiera vendido al mejor postor, un hombre sin escrúpulos, sin creencias profundas, un escéptico que despreciara la naturaleza humana, un arribista, un mal bicho. Nada de esto era José, sus apegos naturales se inclinaban hacia conceptos tan loables como bondad y justicia, tenia defectos, desde luego, aunque él siempre los había considerado meras debilidades que se vencen con tesón y rectitud ¿por qué entonces en el ocaso de su vida estaba al borde del precipicio?, un ser que toma distancia, que razona antes de actuar, que está de vuelta, que ha aprendido a medir las consecuencias de sus actos, esto era el santo y seña de su proceder. Su profesión y su conciencia eran uno, se sabia más admirado que repudiado y eso era por virtudes tan difíciles de conquistar como la templanza, la equidad y la ponderación. Filones de metal precioso que solo unos pocos logran pulir con su inteligencia, su completa formación humana y su experiencia vital. Llegados a este punto podríamos afirmar que el individuo que menos se ajusta al perfil del jugador compulsivo es precisamente José, modelo a seguir, y, sin embargo, aquí le tenemos, atrapado como un insecto en la tela de araña del impulso suicida que le lleva a la consunción económica y moral, ¿Cómo explicárselo a su hijo, a su nuera, a su propio nieto, a los jueces más jóvenes que le miran con respeto? No puede permitir que esto se sepa, tiene que corregir la deriva, es posible que lo que necesite sea un oyente, un psicólogo comprensivo o mejor un confesor, si, seguro que confesando el pecado podrá vencerlo, porque estamos hablando de pecados, él sufre una fantasía desde niño, se cree de la estirpe de Caín, solo porque su madre se llamaba Ada, que tontería, hijo del doble pecado, el del árbol de la ciencia y el de la quijada asesina, maldita condena. Naturalmente, estas aprensiones son miedos no superados, demonios infantiles con los que hay que convivir ¿Por qué se rebelan ahora?¿será porque esta próxima la vejez que según dicen es la edad más semejante a la infancia?, ¿será que la vida es un círculo formado por dos mitades que se pliegan lentamente una sobre la otra, al inicio en las antípodas y después aproximándose como imanes hasta confundirse en el nacimiento y la muerte?. Él, visto así está en la antesala de la confusión, se siente como si tuviera pegado a su rostro una máscara de doble faz, mitad anciano, mitad niño, son las caras de juno o el eterno retorno hecho carne, lo que le pasa ,en definitiva, es que se pierde en especulaciones poco prácticas para sus fines de salvación, sería más útil que se lo contara al padre Damián
-Padre, necesito hablarle
-¿de qué se trata, José?
-usted y yo nos conocemos desde hace mucho
-así es
-usted sabe que he tratado de ser, dentro de mis limitaciones, un modesto ejemplo para mis hijos
- por supuesto, eres un buen hombre, me lo has demostrado muchas veces
-hay algo, no sé por donde empezar, me da vergüenza decírselo
-escucha, José, no solo soy tu párroco, soy también tu amigo
- por eso estoy aquí, verá, todo empezó con ese bingo que organiza usted
-¿el de la parroquia?
-si, no se si recuerda, pero yo no tenia ningunas ganas de ir. Estos juegos de azar me parecen una especie de engañabobos, pero quise complacerle, total no me costaba nada. El caso es que me gustó, sentía un cosquilleo por dentro cuando estaba a punto de obtener el premio, después de dos o tres veces acabé completamente enganchado, necesitaba más, me pasaba el día pensando en apostar, empecé a frecuentar otros bingos, el Casino…,¡hasta me envicié con las máquinas tragaperras!, perdí mucho dinero, Padre, tengo la casa hipotecada y debo a un prestamista más de seis mil euros
-dios mío, José, nunca me hubiera podido imaginar que te pasara esto a ti, precisamente
-yo tampoco, padre, hay enfermedades que no se manifiestan nunca porque no han tenido las circunstancias favorables para hacerlo, desgraciadamente, yo se las he dado
- no sé, hijo, no sé que consejo darte, me siento en parte culpable
-no, padre, no es culpa suya, usted no me pone las fichas en la mano
-ahora mismo, lo único que se me ocurre, es ese viejo dicho de que si evitas la tentación evitarás el deseo
-¿que quiere decir padre?,
-¿Qué es lo que más deseamos?, lo que está más próximo, lo que vemos a diario. Quizá si te ausentas una temporada logres superar tu adicción, si te vas a un lugar recogido, aislado, una aldea, por ejemplo, donde la única tentación sea el goce pleno de la naturaleza. Si, podría ser una buena solución, yo mismo tengo una casa que te podría prestar, es un sitio ideal para reflexionar y recuperar el pulso, está en un valle rodeado de montañas, un lugar con pocos vecinos que no molestan a nadie, y si esto no funciona , José, entonces me temo que tendrás que buscar ayuda especializada, ya me entiendes, aunque espero de corazón que no sea necesario.
A José le gusto la idea del padre Damián, salir de aquella atmósfera asfixiante de juego y corrupción, volver al buen salvaje, a los instintos más puros, al trato más noble con gente que entendía la amistad de frente, con el corazón en la mano, sin tapujos, amantes de las cosas simples, la comida sobre la mesa, la huerta, el granar de las espigas en verano, el valor de una buena cosecha, el fruto maduro de los árboles pródigos, el rezo nocturno agradeciendo a dios el pan de cada día ,una cura de humildad para reconducir su destino.
¿Cómo es posible que haya caído tan bajo? Se podría esperar de otra persona, de alguien más apegado a los bajos instintos, de uno que hubiera convivido con la miseria y el dinero fácil, alguien, tal vez, sin arraigo, un mercenario que se hubiera vendido al mejor postor, un hombre sin escrúpulos, sin creencias profundas, un escéptico que despreciara la naturaleza humana, un arribista, un mal bicho. Nada de esto era José, sus apegos naturales se inclinaban hacia conceptos tan loables como bondad y justicia, tenia defectos, desde luego, aunque él siempre los había considerado meras debilidades que se vencen con tesón y rectitud ¿por qué entonces en el ocaso de su vida estaba al borde del precipicio?, un ser que toma distancia, que razona antes de actuar, que está de vuelta, que ha aprendido a medir las consecuencias de sus actos, esto era el santo y seña de su proceder. Su profesión y su conciencia eran uno, se sabia más admirado que repudiado y eso era por virtudes tan difíciles de conquistar como la templanza, la equidad y la ponderación. Filones de metal precioso que solo unos pocos logran pulir con su inteligencia, su completa formación humana y su experiencia vital. Llegados a este punto podríamos afirmar que el individuo que menos se ajusta al perfil del jugador compulsivo es precisamente José, modelo a seguir, y, sin embargo, aquí le tenemos, atrapado como un insecto en la tela de araña del impulso suicida que le lleva a la consunción económica y moral, ¿Cómo explicárselo a su hijo, a su nuera, a su propio nieto, a los jueces más jóvenes que le miran con respeto? No puede permitir que esto se sepa, tiene que corregir la deriva, es posible que lo que necesite sea un oyente, un psicólogo comprensivo o mejor un confesor, si, seguro que confesando el pecado podrá vencerlo, porque estamos hablando de pecados, él sufre una fantasía desde niño, se cree de la estirpe de Caín, solo porque su madre se llamaba Ada, que tontería, hijo del doble pecado, el del árbol de la ciencia y el de la quijada asesina, maldita condena. Naturalmente, estas aprensiones son miedos no superados, demonios infantiles con los que hay que convivir ¿Por qué se rebelan ahora?¿será porque esta próxima la vejez que según dicen es la edad más semejante a la infancia?, ¿será que la vida es un círculo formado por dos mitades que se pliegan lentamente una sobre la otra, al inicio en las antípodas y después aproximándose como imanes hasta confundirse en el nacimiento y la muerte?. Él, visto así está en la antesala de la confusión, se siente como si tuviera pegado a su rostro una máscara de doble faz, mitad anciano, mitad niño, son las caras de juno o el eterno retorno hecho carne, lo que le pasa ,en definitiva, es que se pierde en especulaciones poco prácticas para sus fines de salvación, sería más útil que se lo contara al padre Damián
-Padre, necesito hablarle
-¿de qué se trata, José?
-usted y yo nos conocemos desde hace mucho
-así es
-usted sabe que he tratado de ser, dentro de mis limitaciones, un modesto ejemplo para mis hijos
- por supuesto, eres un buen hombre, me lo has demostrado muchas veces
-hay algo, no sé por donde empezar, me da vergüenza decírselo
-escucha, José, no solo soy tu párroco, soy también tu amigo
- por eso estoy aquí, verá, todo empezó con ese bingo que organiza usted
-¿el de la parroquia?
-si, no se si recuerda, pero yo no tenia ningunas ganas de ir. Estos juegos de azar me parecen una especie de engañabobos, pero quise complacerle, total no me costaba nada. El caso es que me gustó, sentía un cosquilleo por dentro cuando estaba a punto de obtener el premio, después de dos o tres veces acabé completamente enganchado, necesitaba más, me pasaba el día pensando en apostar, empecé a frecuentar otros bingos, el Casino…,¡hasta me envicié con las máquinas tragaperras!, perdí mucho dinero, Padre, tengo la casa hipotecada y debo a un prestamista más de seis mil euros
-dios mío, José, nunca me hubiera podido imaginar que te pasara esto a ti, precisamente
-yo tampoco, padre, hay enfermedades que no se manifiestan nunca porque no han tenido las circunstancias favorables para hacerlo, desgraciadamente, yo se las he dado
- no sé, hijo, no sé que consejo darte, me siento en parte culpable
-no, padre, no es culpa suya, usted no me pone las fichas en la mano
-ahora mismo, lo único que se me ocurre, es ese viejo dicho de que si evitas la tentación evitarás el deseo
-¿que quiere decir padre?,
-¿Qué es lo que más deseamos?, lo que está más próximo, lo que vemos a diario. Quizá si te ausentas una temporada logres superar tu adicción, si te vas a un lugar recogido, aislado, una aldea, por ejemplo, donde la única tentación sea el goce pleno de la naturaleza. Si, podría ser una buena solución, yo mismo tengo una casa que te podría prestar, es un sitio ideal para reflexionar y recuperar el pulso, está en un valle rodeado de montañas, un lugar con pocos vecinos que no molestan a nadie, y si esto no funciona , José, entonces me temo que tendrás que buscar ayuda especializada, ya me entiendes, aunque espero de corazón que no sea necesario.
A José le gusto la idea del padre Damián, salir de aquella atmósfera asfixiante de juego y corrupción, volver al buen salvaje, a los instintos más puros, al trato más noble con gente que entendía la amistad de frente, con el corazón en la mano, sin tapujos, amantes de las cosas simples, la comida sobre la mesa, la huerta, el granar de las espigas en verano, el valor de una buena cosecha, el fruto maduro de los árboles pródigos, el rezo nocturno agradeciendo a dios el pan de cada día ,una cura de humildad para reconducir su destino.