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Nahr Al-bared

Publicado: Mié, 25 Jun 2008 20:44
por Dimitri
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[LEFT]El ruido de unos disparos asustó a sus pensamientos haciéndolos escapar y le devolvió a la realidad. Se sorprendió de que las detonaciones aún consiguieran llamarle la atención. Allí siempre habían resonado más disparos que risas.

Ya ni siquiera corría a esconderse, había aprendido a calcular la distancia a la que se producían por la intensidad del sonido y aquellos se encontraban, como mínimo, a un par de manzanas de allí. No se preocupó.

Desde que él conocía, la misma mierda inundaba aquel lugar aislado del mundo. A veces más líquida, a veces más espesa, pero siempre la misma mierda. Allí no llegaba la televisión, ni los periódicos, ni las resoluciones de la ONU, y apenas llegaban la comida y el agua. Algunas barriadas de aquella necrópolis de muertos en vida estaban tan aisladas unas de otras, que ni siquiera llegaba la luz del sol.

Miró a su alrededor. Una calma tensa lo envolvía todo, como el leve siseo de la mecha ardiendo antes de la explosión y, en este caso, lo de la explosión jamás podría interpretarse como una metáfora. Los disparos habían cesado. Pensó en qué vida habría sido atravesada por el plomo en esta ocasión, pero ni siquiera se entristeció levemente. La última vez que lloró fue el día que una ráfaga de munición destrozó el cráneo de su padre, y con él su infancia. Desde entonces, sus ojos habían permanecido tan secos como el trozo de tierra en el que vivía.

Porque eso era aquello, simplemente un trozo de tierra árida en el que residía de prestado incluso antes de nacer. Su padre llegó allí cuando tenía su edad, y él no conocía nada más allá de aquel lugar. Ni siquiera era su tierra, porque el no tenía tierra. Era un apátrida, un desplazado, un refugiado en una acumulación de pobreza, ira y violencia condensadas, que bien poco tenía de refugio.

Esta era su realidad. Una realidad que no era capaz de entender. Las historias de los más viejos contaban como hacía más de treinta años, su gente comenzó a llegar hasta allí, huyendo de las bombas que arrasaron Gaza. Una historia cargada de odio visceral que se heredaba de generación en generación, como una enfermedad que les devoraba las entrañas y el alma. Que les obligaba a prender los regueros de pólvora…

Él rateaba y mendigaba a partes iguales en las zonas más turísticas de Trípoli, intentando juntar unas monedas con las que aportar algo en casa, por poco que fuera. En una ocasión, un matrimonio extranjero se interesó por él y, utilizando al guía como interlocutor preguntaron:

- ¿Dónde vives, pequeño?

- Yo no vivo, sobrevivo. Nací en Nahr Al-Bared. [/LEFT][LEFT].[/LEFT][LEFT].[/LEFT][LEFT].[/LEFT][LEFT]Podéis encontrar este y otros textos creación de Dimitri Ryznard en http://lahistoriadeotro.blogspot.com[/LEFT]

Publicado: Mar, 01 Jul 2008 10:54
por Sara Castelar Lorca
Conmovedor y tristemente cierto, una pena que el mundo haga oídos sordos.

Saludos

Sara

Publicado: Sab, 27 Sep 2008 22:08
por Dimitri Paria
Una entrada atrapante, buen recurso, la ambientación da para más, el personaje quedo en una sutil sombra, creo que tambien da para más. El cierre es bueno.

el vino del poeder
corrompe tanto al ser humano
que lo hace bestia
asesino de almas
de vidas
de ciudades y conciencias...

placer leerte.