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Aurora capítulo 5 de "La deriva"

Publicado: Vie, 30 Dic 2016 10:21
por Ramón Carballal
AURORA

Su marido ronca con la pesadez de un motor trabado, justo él que es mecánico podría arreglarse el tubo de escape. Aurora sonríe, pese a que lleva cuatro horas sin pegar ojo, dando vueltas en la cama. Primero se desveló por los dolores de espalda, unas molestias crónicas que se extienden a las cervicales, para las cuales, según el especialista, no hay cura, “deje su trabajo” le dijo, como si fuera tan fácil dejar el servicio doméstico por horas cuando se tienen cincuenta años y no se sabe hacer otra cosa, con qué iban a pagar la hipoteca del piso y sobre todo los caprichos de Manolo, empeñado en tener un coche de alta cilindrada, ,nuevo, porque no le vale de segunda mano y que, además, cambia cada dos años, porque enseguida se pasan de moda, según dice; y si solo fuera eso, es que es un comprador compulsivo, especialmente de equipos de electrónica: televisor de plasma cuarenta y dos pulgadas para ver los partidos de fútbol, deuvedé grabador y no de cualquier marca, tiene que ser sony, sony es su marca favorita, sony es el ordenador portátil que le regalo a Sofía por su cumpleaños, el más caro que encontró , Manolo es de los que piensa que solo lo caro es bueno, lo de la relación calidad-precio se la suda, con procesador mobile y nosecuántos megas de ram, lo último del mercado le dijo el de la tienda, como si eso significara algo para ella, esa vez tuvieron una buena pelotera, Aurora se enfadó porque se había gastado mil quinientos euros, haber si te crees que somos ricos, mira que eres inconsciente, lo tuyo ya es de psicólogo, desde luego es una enfermedad, de eso no me cabe duda-le espetó a ráfagas de metralleta, es para las clases de la niña, se justificó manolo, si no lo necesito, papá; al fin convenció a Manolo para que lo devolvieran y Aurora respiró porque esos mil quinientos euros eran una puñalada a su economía, que cruz, dios mío, a ver si le ascienden de una vez a mecánico jefe, o mejor no, cuanto más tiene más gasta, lleva diecisiete años en el taller oficial de Citroen, con el sueldo congelado y gracias que no lo echan¿Cómo puede cobrar solo setecientos euros después de tanto tiempo? sí ,chata, y menos mal que tengo antigüedad, donde vamos a parar, se queja Aurora, que divide su semana entre la casa de don José, un hombre divorciado, encantador, que vive en el piso dieciséis de torre Coruña, es porque me gusta ver el mar le dijo en una ocasión, don José tiene muchos libros y ella por curiosidad, cuando les pasa una bayeta, se fija en los títulos que figuran en los lomos, hay novelas de autores españoles y extranjeros que Aurora no conoce, antologías de poetas como Garcia Lorca que era gay, según le dijo Sofía, enciclopedias, y por supuesto, textos jurídicos: legislación, jurisprudencia, doctrina ,esto le explico don josé es la opinión de los que se creen expertos en alguna materia, qué engreídos le contestó Aurora, y don José que tenia razón, que seguro que eran personas insoportables; a la casa de don José va a limpiar hora y media las tardes de los lunes, miércoles y viernes; y a la de su hijo, Gabriel, dos horas, los jueves y los martes por la mañana; la verdad es que ha tenido suerte porque todos son educados con ella y la tratan bien, Laura la mujer de Gabriel es un poco obsesiva, siempre le está dando instrucciones: haga esto, haga lo otro, como si ella después de tantos años no supiera dónde ni como limpiar, su marido es más tranquilo y a veces en plan de broma le habla en francés, comansavá,trebian, contesta Aurora, que fue emigrante en Paris durante cinco años, atendiendo a una madame de la que recuerda su cara acartonada por el maquillaje, con dos coloretes como soles crepusculares en las mejillas , las pestañas postizas y los labios delgados, pintados de violeta , fumaba gitanes en boquilla de marfil y echaba las cartas en un apartamento que tenia cerca del teatro de la Opera, hasta que un día se la encontró muerta en la bañera, con el agua sucia y helada, los brazos colgando y los ojos abiertos; nunca la había visto sin maquillar y le pareció que debía tener por lo menos noventa años al ver su piel cuadriculada, con las arrugas tan definidas que creía estar viéndolas a través de un microscopio, como cuando en los documentales de la BBC enfocan al mosquito nosequé chupando la sangre en el dorso de una mano peluda; desde entonces siempre utilizó la ducha, claro que esa historia nunca se la contó a Gabriel, enamorado de lo gabacho desde niño, porque su padre le inscribió en el liceo francés y aprendió los rudimentos del idioma vecino, y los aprendió tan bien que gangueaba con la erre igual que los nativos de ese país cuando hablan español, después estudió filología francesa y al concluir la carrera se empeño en realizar estudios de postgrado en la Sorbona, ni más ni menos , y eso gracias a una beca que pudo conseguir por su brillante expediente y las influencias de don José, muy amigo de Pierre, el cónsul francés en Coruña, que a su vez mantenía una estupenda relación con el embajador de Francia en Madrid ,que a su vez escribió muy elogiosamente al director de tan ilustre institución para que tuviera a bien admitir a un español de provincias, con talento y buen gusto, así que Gabriel se paso tres años en Paris, que no dos como debiera si hubiera sido aplicado, porque se dedicó también a vivir un poco, quien podría sustraerse a los encantos de la ciudad eterna, oh la la, dice imitando malamente a Maurice Chevalier; tuvo una novia francesa , bailarina en el Moulin Rouge, de la que Laura no sabe nada, es tan francófilo que a su hijo quería ponerle luis, pero Laura se negó porque conocía a un Luis que se portó como un capullo con ella y por extensión le cogió manía al nombre; Gabriel como a su padre le pusieron, José no, es un nombre anticuado- protestó Laura cuando lo sugirió su marido, Servando tampoco, como el padre de la madre de Gabriel hijo, pues como dijo Gabriel padre si te niegas a ponerle José por antiguo ya me dirás de Servando, Aurora que estaba delante cuando lo soltó no pudo reprimir una carcajada que a la señora le sentó fatal y la mandó a limpiar los baños in-me-dia-ta-men-te; Aurora se lleva estupendamente con gabi, al que tiene mucho cariño, a veces gabi le enseña las cartas de pokemon y le explica los poderes de cada bicho, ella le pregunta, como si le interesara, aunque en realidad no entiende nada, lo que menos le gusta de cómo educan a gabi es que se pase tantas horas delante del televisor, o con los videojuegos en el ordenador, qué bien le vendría un hermanito le comentó a Manolo; lo mismo piensa su abuelo José, que no hace más que repetir que estos niños no van a leer un libro ni por causalidad y eso que él insiste comprándole cuentos, con preciosas ilustraciones que el niño apenas mira, ay¡ si los viera Sofía que tiene dos estanterías llenas de ellos, Sofía que está muy ocupada últimamente, su horario es un poco extraño, se ha empeñado en comer en la Facultad, dice que con un bocadillo le llega, esta misma mañana la ha oído levantarse a las seis y media, como siempre, ¿para qué se irá tan temprano? Para estudiar dice, en fin, si va sacando la carrera, historia del arte, cinco años, esta en primero, no se lo ha dicho pero esta contenta de que estudie, a ella le hubiera gustado terminar magisterio, como su tía generosa, que dio clase en la aldea hasta que se jubiló hace un año y le hicieron un homenaje con fuegos artificiales y todo, pero no pudo ser ,enseguida se puso a trabajar, da tiempo a repasar tu vida cuando no se puede dormir, Manolo se estira, deben ser las ocho, a esa hora coloca los brazos debajo de la nuca y da un gran bostezo ¿qué hora es ,Aurora?,son las ocho, Manolo, ella querría decirle que es su hora, que es la hora de la aurora, que gire la cabeza hacia la ventana y vea como se filtran los primeros rayos de la mañana entre las rendijas de la persiana, que ella es esa luz que dentro de poco acariciará su cuerpo, pero un poco antes, cuando esto ocurría, él estaba en pleno apogeo de ronquidos wagnerianos y toda la poesía se rompía por ese estrépito de caballos desbocados que entraban y salían de su boca como una marea de jinetes apiñados en un hipódromo cóncavo, del cual no lograban salir mas que montados unos sobre los otros en completa confusión sonora. Manolo, como un atlante, mastica la carne musculosa de los equinos con sus mandíbulas de fiera y escupe los huesos machacados que se cuelan entre las líneas abiertas de sus dientes imperfectos, aire cargado de ecos de batalla , partículas de polvo que el estruendo de sus procesos pulmonares convierten en torbellino, polvos mágicos de Campanilla, como diría Sofía.

Re: Aurora "fragmento de La deriva"

Publicado: Mié, 04 Ene 2017 19:19
por Hallie Hernández Alfaro
Este relato es tremendo. Aurora y Manolo; las visiones del insomnio, la fermentación de la vida, las carencias y el reproche. Durísimo el universo reflexivo, tan comunes las patologías casi naturalizadas.

Me ha encantado el final, ese juego inteligente con el que exploras los ronquidos del personaje.

De nuevo felicidades y gracias por tus magníficos aportes.