Editorial Alaire

Al bajar del autobús
recorría los metros
que separaban
la marquesina del portal.
Allí nos encontrábamos
y un susurro de nubes
nos envolvía con su fuego.
Nuestra abrazo soñaba
latiendo con el ritmo
de la ciudad abierta
a la utopía.

Ahora,
la calle solitaria nos extraña
y duerme en semisueño
a la espera
de un alba que no viene.

Las cenizas de un mundo,
que construimos poco a poco,
vuelan entremezcladas
con raíces de niebla.

La lluvia
disuelve
sin
descanso
los
nudos
que
hace
tiempo
nos
unieron.

Una urna con hielo
contiene lo que un día
hizo que floreciera
nuestro vínculo.

La lluvia va cayendo
sobre un reloj de arena...


Ana Muela Sopeña

Hermoso y muy bien construido, Ana. Lo que ha sido en los términos de vida que conocemos, lo que falta en su materia tan amada y lo que va siendo hasta las múltiples etapas del infinito.

Abrazo fuerte y gracias siempre por compartir.

Aquellos años que fueron el seno de las pasiones ya no volverán? En tu sentir los recuerdos se van llenando
en sustitución de lo que vivieron

un abrazo hacia adelante y con la vista atrás.

Gracias, Hallie, por tus palabras.

Un fuerte abrazo
Ana

¡Cuánta nostalgia, Ana! Felices días de felices fiestas. Con un abrazo.
Salud.

La nostalgia se apodera de tus versos. Un placer leerte
Besos
Pilar

Muy buen poema, con sabor a nostalgia y a esos recuerdos que, a veces, desordenan los papeles de la memoria. Un placer pasar por tus letras. Mi aplauso para estos versos llenos de, como he dicho, nostalgia y sensibilidad.

Besos.

Guillermo, pues no lo sé...Toda la incertidumbre en mí...

Las pasiones vienen y van. Ahora...están de vacaciones.

Un fuerte abrazo y gracias por pasar y dejar tu huella entre mis versos.
Ana

Feliz Año Nuevo 2017, Julio:

Gracias por venir a mi espacio.

Un fuerte abrazo
Ana

Gracias, Pilar, por venir...

Un beso grande
Ana

Hermoso trabajo, amiga Ana.
Abrazos.

Ana Muela Sopeña escribió:Al bajar del autobús
recorría los metros
que separaban
la marquesina del portal.
Allí nos encontrábamos
y un susurro de nubes
nos envolvía con su fuego.
Nuestra abrazo soñaba
latiendo con el ritmo
de la ciudad abierta
a la utopía.

Ahora,
la calle solitaria nos extraña
y duerme en semisueño
a la espera
de un alba que no viene.

Las cenizas de un mundo,
que construimos poco a poco,
vuelan entremezcladas
con raíces de niebla.

La lluvia
disuelve
sin
descanso
los
nudos
que
hace
tiempo
nos
unieron.

Una urna con hielo
contiene lo que un día
hizo que floreciera
nuestro vínculo.

La lluvia va cayendo
sobre un reloj de arena...


Ana Muela Sopeña

Me maravilla el tarro de planta transformado en urna, Ana. Cuanta sensibilidad y poesía florece en éstos nostálgicos versos. Abrazos, ERA

Ramón:

Gracias por tus efusivas palabras sobre estos versos:

Un fuerte abrazo
Ana

Gracias, Rafel, por subir el poema:

Un abrazo
Ana

Memoria fotográfica en este caso poética. Fiel reflejo de la nada. Qué duro de roer es el amor. La pasión se disuelve como un espejismo, pero el amor es poesía inquebrantable. Me gustó mucho, Ana. Mi enhorabuena. Gracias por compartir.

Un abrazo.