Alma de pueblo
Publicado: Sab, 24 Dic 2016 8:45
...
De todos los lugares
dejadme en un pueblo, en su plaza, allí
donde se desliza el día como si no hubiera aun empezado,
como si nunca acabara.
Dejadme con sus gentes, en su abrazo,
en la ternura de sus gestos de ovillo
creciendo despacio, menguando
en el olor de sus tardes prietas y sus perfiles de siempre,
allí donde lo que cambia es solo aquello que llevamos
y que el viento se ocupa de expirar al horizonte.
Dejadme dentro
para que mire afuera,
y descubra distante que el mundo entero
está a unos segundos tan solo
de este universo confinado que implosiona de desatados recuerdos
y es efervescente mariposa que revolotea por siempre en su crisálida.
Dejadme aquí, con ellos, con los que están,
puerta y ventana de su alma blanca, con ellos
subiendo y bajando angostas calles
de estaciones efímeras
asomado al infinito,
repoblando el corazón entre sus finas murallas.
Nada queda lejos,
¡Todo está tan cerca!,
que uno tiene la impresión de beber del manantial de la vida
y dejarla correr sin amargura
hasta fundirse libre con la tierra.
.
.
.
De todos los lugares
dejadme en un pueblo, en su plaza, allí
donde se desliza el día como si no hubiera aun empezado,
como si nunca acabara.
Dejadme con sus gentes, en su abrazo,
en la ternura de sus gestos de ovillo
creciendo despacio, menguando
en el olor de sus tardes prietas y sus perfiles de siempre,
allí donde lo que cambia es solo aquello que llevamos
y que el viento se ocupa de expirar al horizonte.
Dejadme dentro
para que mire afuera,
y descubra distante que el mundo entero
está a unos segundos tan solo
de este universo confinado que implosiona de desatados recuerdos
y es efervescente mariposa que revolotea por siempre en su crisálida.
Dejadme aquí, con ellos, con los que están,
puerta y ventana de su alma blanca, con ellos
subiendo y bajando angostas calles
de estaciones efímeras
asomado al infinito,
repoblando el corazón entre sus finas murallas.
Nada queda lejos,
¡Todo está tan cerca!,
que uno tiene la impresión de beber del manantial de la vida
y dejarla correr sin amargura
hasta fundirse libre con la tierra.
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