Editorial Alaire

Una niebla, que en su oscuridad entumece.

Mañanas de lucha,
que abren carpetas de noes
y recrean el instinto de empobrecer la miseria,
que frenéticamente
desguace el valor de la vida.

Poco a poco,
en el hecho de un silencio,
las cosas se acercan
y las luchas proclaman,
para ser en un instante cercano
donde toda la realidad retorna a la nada
vacía y llorosa.

Y otra vez la Luz renace,
se siente verde,
hablan,
y en sus frases,
las complicidades,
dan paso a los enfados,
y a todo ese cariño que sólido,
es rezo y es vida.

Ahora la tarde
embrujada de silencio
y extraño frío,
nos acomodada
al susurro del viento
que escribimos.

Colombia siempre Colombia,
incondicional,
viva,
fuerte
y grande, muy grande.

Mis rezos,
mis miedos,
el frío de la noche
y un secreto escondido en el alma,
dormiremos
dando gracias a Dios
y rezando.

Sale de la Sala de Espera.

El regate puntual que muestras en los versos reconoce la dificultad de acogerse a la luz y a las intrigas que nos van haciendo sombra.

Un abrazo

Un abrazo