Editorial Alaire

Esculpido en el cuerpo del amor
veo el conjunto
de las despedidas más atroces.
Los amantes anhelan encontrarse
pero apenas conocen
cómo decirse adiós
sin destruirse.
Hay los que simplemente
dicen unas palabras
y se van.
También los que aprovechan
una bronca letal para marcharse.
Los que emigran
y luego ya no vuelven.
Pero lo más terrible
es que desaparezcan
sin explicarte nada
y también que te dejen
a través del teléfono,
con un e-mail muy corto, un breve SMS
o un mensaje de whatsapp.
O, peor aún,
que se vayan sin dar ningún motivo
y te bloqueen
en whatsapp, el teléfono, las cuentas de correo
y en las redes sociales.
Esto es lo más monstruoso.

Esculpido en el cuerpo del amor
veo el conjunto
de las despedidas más atroces.
Es algo que da pánico.
Se repite a través de los milenios,
los siglos y los años...
Más allá de las modas,
los amantes repiten situaciones.

Después
el arquetipo colectivo
del amor romántico
se va convirtiendo
en un campo minado.
Y a veces
hay tantas minas antipersonas
ocultas en el terreno del amor
que ya
da miedo
adentrarse
en territorio no cartografiado.


Ana Muela Sopeña

Ana Muela Sopeña escribió:Esculpido en el cuerpo del amor
veo el conjunto
de las despedidas más atroces.
Los amantes anhelan encontrarse
pero apenas conocen
cómo decirse adiós
sin destruirse.
Hay los que simplemente
dicen unas palabras
y se van.
También los que aprovechan
una bronca letal para marcharse.
Los que emigran
y luego ya no vuelven.
Pero lo más terrible
es que desaparezcan
sin explicarte nada
y también que te dejen
a través del teléfono,
con un e-mail muy corto, un breve SMS
o un mensaje de whatsapp.
O, peor aún,
que se vayan sin dar ningún motivo
y te bloqueen
en whatsapp, el teléfono, las cuentas de correo
y en las redes sociales.
Esto es lo más monstruoso.

Esculpido en el cuerpo del amor
veo el conjunto
de las despedidas más atroces.
Es algo que da pánico.
Se repite a través de los milenios,
los siglos y los años...
Más allá de las modas,
los amantes repiten situaciones.

Después
el arquetipo colectivo
del amor romántico
se va convirtiendo
en un campo minado.
Y a veces
hay tantas minas antipersonas
ocultas en el terreno del amor
que ya
da miedo
adentrarse
en territorio no cartografiado.


Ana Muela Sopeña

A veces pienso que muchos buscan en el amor romántico la aceptación, y si la aceptación propia no se ha conseguido es de seguro un affair que terminara mal. Dicente poema, Ana. Abrazos, ERA

Dibujas situaciones inquietas que se dibujan sobre la cuerda floja, la búsqueda del amor a pesar del miedo. Hermoso poema, Ana.
Besos
Pilar

El desgarro del poema es directo e inquietante, toma de las solapas a este mundo electrónico deshumanizado.

Todo un placer de lectura, querida amiga.

Bicos.

Gracias, Era, por venir y dejar tu huella en este poema.

Besos a montones
Ana

Agradezco, Pilar, tu paso por estos versos.

Besos
Ana

Después
el arquetipo colectivo
del amor romántico
se va convirtiendo
en un campo minado.
Y a veces
hay tantas minas antipersonas
ocultas en el terreno del amor
que ya
da miedo
adentrarse
en territorio no cartografiado.


Ana Muela Sopeña

Comienzo por estos magistrales versos que resumen todo un excelente poema descrito con pluma de fino corte. Tantas, y tantas veces, como ahora, abruma lo que se siente, la tremenda inquietud de estar aquí, el ocaso de todas las emociones en el cuerpo del amor. Vivimos en un mundo deshumanizado y, eso te ha hecho vibrar en el dolor, ver como muere el amor, como bien dices, en un campo de minas antipersonas.

Ana, un gran poema. Desde mi isla, un gran abrazo

José Manuel F. Febles

Un gran poema con toda su crudeza, la parte más desagradable del amor. Desgarrador como las despedidas que en él nos expones.

Un fuerte abrazo.

Real como la vida misma, caben tantas cosas en "el cuerpo del amor"... Pero, como dice el refranero...no hay mal que dure cien años, ni "cuerpo" que lo resista, y, cuando cuesta "cerrar página" quizás es mejor cambiar de libro.
Ahora en serio, has descrito en versos bellos, toda la impotencia que se siente cuando eres el personaje principal que sufre por algo que ha sucedido y aún no comprendes, pues el diálogo se quedó en blanco.
Me ha gustado mucho, querida Ana.

Te mando un beso, grande, grande.

Carmen

Me ha gustado mucho Ana como has dispuesto este poema tan reflexivo y sentido. Efectivamente, las formas cambian, pero la forma de difuminarse los sentimientos y romperse el trazo se continúa a través de los tiempos. Lo peor, seguro, es no entender, eso deja una marca invisible que quema el aliento.
Hermosísimo ese final. Un placer venir.
Besos Ana

Reconocen tus versos la mundanal evanescencia de un adiós que no tiene razón ni da razones.
Se dice por aquí que eso es despedirse a la francesa.
Me gustó la ágil forma que pusiste, el fondo es triste aunque tambien gustara.
un abrazo

Los adioses no entienden de tecnología, sino de corazones desalentados. Hay quien se despide por las paredes y quien grita su desolación o su amor en pancartas. Decir adiós por medio de una carta tal vez nos parezca mejor que hacerlo en un mensaje de Facebook o peor que hacerlo por teléfono o mucho peor que hacerlo cara a cara. De todas formas, el adios va a doler siempre.
Un abrazo. Salud.

Gracias, J.J.:

Tus palabras han dado en el clavo. Aunque adioses no muy claros (despedirse a la francesa) siempre han existido...

Un beso grande
Ana

Gracias, José Manuel, por brindarme tus palabras y acompañarme con tu lectura.

Besos a montones
Ana

Gracias, Ramón, por pasar...

Besos
Ana