Editorial Alaire

Intoxicarme es una de mis mejores citas con dios.
Intoxicarme con la medialuna de mis ciento ochenta grados de ausencia.
Me hacen falta algunas caminatas por el parque
para saber si la mirada de los inmigrantes
es ley de la niebla, y arrancar carteles de publicidad
que los han pegado a mi selección escrupulosa de árboles
que servirían para ahorcarme.
Mi estado de moribundo es un laser
que apunta a las novias de los cirujanos.
Ellas esperan frente a la frutería
cada mañana y conversan
acerca de los corazones de la gente
y yo camino así, de un lado
entre sus abrigos esplendorosos
sin pedir perdón, y con latidos de sierpe
me antojo a escoger del llavero
como las nubes escogen ciertas formas en que diluirse,
a la llave de plomo.
Luego, las miro cómo eligen de entre las manzanas
a las que llevan inscrito tu labial,
tu sonrisa como un bisturí de suplicas
y dejo que se alejen describiendo el corazón enfermo de la gente,
dejo que la mañana declame sus elogios de piedra
y sus andamios de tuberculosis.
Nadie sabrá si aquí hubo soledad
o una frutería
abierta a ciertas mujeres
que encendían la antorcha de su pudor
al cruzarse con las cicatrices de la palabra.
Nadie sabrá que te has ido,
creerán que el frutero feliz aún existe
y harán, como los cirujanos, que la noche ande en pijamas de sangre.

Marius Gabureanu escribió:Intoxicarme es una de mis mejores citas con dios.
Intoxicarme con la medialuna de mis ciento ochenta grados de ausencia.
Me hacen falta algunas caminatas por el parque
para saber si la mirada de los inmigrantes
es ley de la niebla, y arrancar carteles de publicidad
que los han pegado a mi sellecion escrupulosa de árboles
que servirían para ahorcarme.
Mi estado de moribundo es un laser
que apunta a las novias de los cirujanos.
Ellas esperan frente a la frutería
cada mañana y conversan
acerca de los corazones de la gente
y yo camino así, de un lado
entre sus abrigos esplendorosos
sin pedir perdón, y con latidos de sierpe
me antojo a escoger del llavero
como las nubes escogen ciertas formas en que diluirse,
a la llave de plomo.
Luego, las miro cómo eligen de entre las manzanas
a las que llevan inscrito tu labial,
tu sonrisa como un bisturí de suplicas
y dejo que se alejen describiendo el corazón enfermo de la gente,
dejo que la mañana declame sus elogios de piedra
y sus andamios de tuberculosis.
Nadie sabrá si aquí hubo soledad
o una frutería
abierta a ciertas mujeres
que encendían la antorcha de su pudor
al cruzarse con las cicatrices de la palabra.
Nadie sabrá que te has ido,
creerán que el frutero feliz aún existe
y harán, como los cirujanos, que la noche ande en pijamas de sangre.

De un tiempo a esta parte, leo con más interés tus poemas. En el entramado de este trabajo siento un existencialismo penoso, aunque dispuesto a afrontar la vida con toda energía. Hay un triunfo del hombre urbano, del soñador, del anónimo que se debate contra su destino, contra los obstáculos que le impiden ser ampliamente feliz. El estilo, la técnica expresiva que te has ganado a lo largo de los años, hace que podamos disfrutar de un lenguaje exuberante de metáforas cargado de polisemia y de un hermetismo a veces complicado (aunque con las llaves disponibles). El remate es una prueba de lo que digo: más allá del evidente hermetismo, aflora todo un mundo de soledad humana, y una pena existencial que parece eterna.

Nadie sabrá que te has ido,
creerán que el frutero feliz aún existe
y harán, como los cirujanos, que la noche ande en pijamas de sangre.

sellecion : he buscado el significado de esta palabra y no la he hallado. Tampoco pude encontrarle un sentido ante la posibilidad de que sea un neologismo. ¿Sería un error de tipeo: selección? No sé, sólo me resta pedirte que aclares tú mismo su significado. Gracias de antemano.

Un abrazo.
Óscar

Percibo en tus versos esa necesidad de intoxicarse con la ausencia, de sentir la soledad en carne viva, tan hondamente que ni siquiera el láser de la palabra puede extirpar, algún tipo de cáncer invisible a los latidos del corazón, a pesar de ello coincido con Óscar, flota la voluntad de un hombre dispuesto a tomar las riendas de su destino.
Un lujo adentrarse en tus versos, querido amigo.

Abrazos.

El primer verso es un poema íntegro; luego sigues desarollando la idea con genialidad Gabureanu, eso quiere decir, extraer del pozo la materia que han olvidado los dioses, redimirla, incandecentemente abrasarla, devenir en ella. Lo social es un punto que sabes acercar desde tus ojos íntimos hasta la barbarie que cruza las calles, ley de niebla.
Continuas desgarrando la emoción, mostrando la pulpa lastimada del corazón deshecho, estoicamente recompuesto, inédito para el porvenir. Detrás de cada cristal roto hay luz, un azul impostergable, amigo querido. Sé que lo puedes ver.

Felicitaciones y abrazos.

Estimado amigo, primero agradecerte por leer y hacer sentida tu valiosa presencia. El error de tipeo ya esta corregido, muchas gracias. Decirte que el hermetismo es, en mi caso, una herramienta poética que puede tener sus desventajas, pero a veces no encuentro otra al intentar representar a la anarquía de los símbolos con la que la realidad se cierra en sí misma. Escribir sobre esto supone descarnarse, entonces si le encuentras sentido a lo mío, es porque eliges del lenguaje aquella parte transferible. Pero sí, llevas razón cuando dices que aflora un mundo de soledad humana, y tu interpretación del poema no está equivocada, muchas gracias por dejarme una critica constructiva. Recibe mis abrazos sinceros.

Amigo Marius sigo deleitándome con la lectura de tus poemas. Sigo admirando esas metáforas imposibles de imaginar, esa especie de caos que se ordena a sí mismo y la calma tras esa tempestad que se agita en tus letras. Los tonos pueden ser grises, pero son de un gris brillante. Mi admiración y aplauso.

Un fuerte abrazo.

Marius Gabureanu escribió:Intoxicarme es una de mis mejores citas con dios.
Intoxicarme con la medialuna de mis ciento ochenta grados de ausencia.
Me hacen falta algunas caminatas por el parque
para saber si la mirada de los inmigrantes
es ley de la niebla, y arrancar carteles de publicidad
que los han pegado a mi selección escrupulosa de árboles
que servirían para ahorcarme.
Mi estado de moribundo es un laser
que apunta a las novias de los cirujanos.
Ellas esperan frente a la frutería
cada mañana y conversan
acerca de los corazones de la gente
y yo camino así, de un lado
entre sus abrigos esplendorosos
sin pedir perdón, y con latidos de sierpe
me antojo a escoger del llavero
como las nubes escogen ciertas formas en que diluirse,
a la llave de plomo.
Luego, las miro cómo eligen de entre las manzanas
a las que llevan inscrito tu labial,
tu sonrisa como un bisturí de suplicas
y dejo que se alejen describiendo el corazón enfermo de la gente,
dejo que la mañana declame sus elogios de piedra
y sus andamios de tuberculosis.
Nadie sabrá si aquí hubo soledad
o una frutería
abierta a ciertas mujeres
que encendían la antorcha de su pudor
al cruzarse con las cicatrices de la palabra.
Nadie sabrá que te has ido,
creerán que el frutero feliz aún existe
y harán, como los cirujanos, que la noche ande en pijamas de sangre.

El poeta es una antena que recibe y trasmite todas esos sucesos de ciencias sociales y naturales que ocurren con el y con su entorno. Un antropólogo que encuentra la medula viva y en un orden poético, nos da su cuerpo y alma. Creo que eso es lo que siento por experiencia propia y al leerte. Las mujeres plásticas, hechas de silicona, las cicatrices de las palabras, el borracho intoxicado de dios con minúscula, esas enfermedades, ay, esas enfermedades del alma nos consumen. El poeta ve y siente la soledad de todas las almas. En la era de la comunicación estamos mas desconectados que nunca. El poeta, la poesía que deambula en todos los antros de la noche y desanda por el día sus pasos, es el poeta que nos habla aquí. Un placer enorme extasiarme con tu rica poesía, Marius. Abrazos. E.R. Aristy

Tu imágenes siempre me atrapan. Brillante poema. Un abrazo.

Coincido con Ramón Carballal, tus imágenes llevan a crear mundos, ensoñaciones diferentes en cada lector. Un gran regalo tu canto.
Un abrazo, compañero

Necesito leer tus poemas más de una vez para absorber el alma de tus versos. He sentido la soledad, la mirada al mundo a través de lo próximo y el querer resurgir de tanta ceniza. Me gustó el poema.
Besos
Pilar

Marius Gabureanu escribió:
Intoxicarme es una de mis mejores citas con dios.
Intoxicarme con la medialuna de mis ciento ochenta grados de ausencia.

Nadie sabrá si aquí hubo soledad
o una frutería

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Magnífico poema Marius, como dice Hallie, los primeros versos son una poesía en sí mismos.

Un fuerte abrazo, querido amigo.

Muy bello trabajo de Marius.