Editorial Alaire

I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Buen poema.

Un gusto visitarte.

Abrazos.

Alejandro Costa escribió:Buen poema.

Un gusto visitarte.

Abrazos.

Muy agradecido, Alejandro, por tu visita y atento comentario.

Un abrazo.

Todo tú vas en tu poema, te adivino muy cerca en la noche, como la sombra de un caminante metiéndose en la niebla.
Un abrazo

xaime oroza carballo escribió:Todo tú vas en tu poema, te adivino muy cerca en la noche, como la sombra de un caminante metiéndose en la niebla.
Un abrazo

Muy agradecido por tu paso y apreciado comentario, amigo Xaime.

Un fuerte abrazo.

Muy bien has expresado en verso el caminar diario, una dialéctica sobre la duda y la respuesta puntual, base de la siguiente duda.
Un abrazo

Ramón Castro Méndez escribió:I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Me conmueve la melancólica belleza de este poema, Ramon. Es un viaje entre signos de luz que envainan la fatalidad, que la desgranan, y la plantan al oscurecer. Solo en la densa oscuridad es visible débil luz del amanecer. Un abrazo, ERA

Armilo Brotón escribió:Muy bien has expresado en verso el caminar diario, una dialéctica sobre la duda y la respuesta puntual, base de la siguiente duda.
Un abrazo

Siempre agradecido por tu paso y atento comentario, Armilo.

Un abrazo.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Me conmueve la melancólica belleza de este poema, Ramon. Es un viaje entre signos de luz que envainan la fatalidad, que la desgranan, y la plantan al oscurecer. Solo en la densa oscuridad es visible débil luz del amanecer. Un abrazo, ERA

Muchas gracias, E.R.A., por dejarme tu atento comentario.

Un afectuoso abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió:I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Uy, uy... Hay que salir de la noche y las tinieblas que la rodean... Ya. Muy melancólico tu bien expresado poema. Felicidades.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Begoña Egüen escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Uy, uy... Hay que salir de la noche y las tinieblas que la rodean... Ya. Muy melancólico tu bien expresado poema. Felicidades.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Begoña, gracias por tu paso y apreciado comentario.

Abrazos.

Arriba con este hermoso e interesante trabajo de Ramón.
Abrazos.

Rafel Calle escribió:Arriba con este hermoso e interesante trabajo de Ramón.
Abrazos.

Muchas gracias, Rafel, por rescatar este poema.

Un fuerte abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió:I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Ramón


Magnífico poema
la melancolía entre las dudas y la reconciliación
desata mi universo...



Un abrazo fuerte, querido amigo

salud y felicidad, doble abrazo

Ricardo Serna G escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:I

Me siento dudar,
mis palabras ausentes,
mi sombra lejana,
mis pasos perdiéndose
en el eco de la noche;
y la noche no escampa
en mares de estrellas,
sino que su figura agiganta
en los velos del agua.
Siento que llega el silencio
de donde los sueños se acaban,
de donde la noche siembra la nada,
que feroz aprieta su garra.
Hay dudas que son como noches
que mueren... que mueren matando.


II

No dejo de pensar
en el redundante afán,
como heroica tragedia,
de las olas estrellándose disciplinadamente
contra los acantilados,
en la hiriente belleza
de los lánguidos amaneceres
tachonados por la bruma
y en la luz de melancolía
que rodea a toda tristeza.
Y esos pensamientos amainan
la tempestad que me embarga
cuando ya acecha la noche,
con su invisible peso de oscuridad,
confirmando mi reconciliación
con toda esa energía
que se desata en el universo.

Ramón


Magnífico poema
la melancolía entre las dudas y la reconciliación
desata mi universo...



Un abrazo fuerte, querido amigo

salud y felicidad, doble abrazo

Muy agradecido por tu paso y atento comentario.

Un fuerte abrazo, amigo.