Editorial Alaire

Cruje la madera del cielo,
vibra el metal del agua,
nada parecido al galope de tu sombra,
nada conocido como el oleaje de tu cabello.
Ya no quiero este lenguaje de pájaros!
ni estas caricias perecederas,
quiero del océano su abismal copa,
del árbol su espuma pétrea,
quiero de tus ojos las algas que treparon
el muelle de mi pecho.
No quiero esta lengua muerta!
quiero vaciar las estrellas
en mi bolsillo y que de nácar
sean tus pómulos,
la niebla de tu alma se vuelva estatua
patrona de mi barca
que roba peces a la noche.
Un pescador he sido toda la vida,
he desangrado sobre la arena hierro fundido,
tanto que los ríos lloran el arrastre de mis piedras.
Sur que dejaste este pájaro solo,
solo, en el fluido del viento!
deja en la garuga cristalina
los remolinos verdes de mi amada,
una telaraña de ámbar que atrape de mi alma
las luciérnagas perdidas.

Magnífico poema en el que las imágenes, tan bellas, parecen cobrar vida propia. Un placer pasar por tus letras.

Un abrazo.

Gran singladura, compañero. Buena mar y buena proa hacia el viento
Un abrazo, marinero

Un poema de esperanza cuajado de bellos versos. Un gusto leerte
Besos
Pilar

Unas imágenes logradas y hermosas. Ha sido un placer la lectura. Abrazos.

Atrapas la luz de instantes quebrados y la haces fructificar en este bellísimo y emotivo poema.


Mi sincera felicitación, Antonio.

Un abrazo.

Hermoso trabajo de Antonio.

Antonio Satír escribió:Cruje la madera del cielo,
vibra el metal del agua,
nada parecido al galope de tu sombra,
nada conocido como el oleaje de tu cabello.
Ya no quiero este lenguaje de pájaros!
ni estas caricias perecederas,
quiero del océano su abismal copa,
del árbol su espuma pétrea,
quiero de tus ojos las algas que treparon
el muelle de mi pecho.
No quiero esta lengua muerta!
quiero vaciar las estrellas
en mi bolsillo y que de nácar
sean tus pómulos,
la niebla de tu alma se vuelva estatua
patrona de mi barca
que roba peces a la noche.
Un pescador he sido toda la vida,
he desangrado sobre la arena hierro fundido,
tanto que los ríos lloran el arrastre de mis piedras.
Sur que dejaste este pájaro solo,
solo, en el fluido del viento!
deja en la garuga cristalina
los remolinos verdes de mi amada,
una telaraña de ámbar que atrape de mi alma
las luciérnagas perdidas.

Es una pintura cuántica tu poema, Satir, un cristal mágico. ERA

Recalcitrante poema, con la inspiración resonando en la potencia metafórica y un ritmo aleccionador.

un abrazo