Bajo los efectos de una despedida
Publicado: Sab, 21 Jun 2008 17:50
(A Eva María, mi Abuela, Q.P.D.)
Con tu imprevisto adiós
dejas en mis labios el rictus del desamparo
y el líquido amniótico de la soledad
se esparce voluntariamente
en la habitación oprimida por tu ausencia
la misma que mantiene en alerta
a mi sentido del olfato.
Se te grabó en la frente la huella
que dejaron tus estrellas
en una noche de fuga
cuando el sol de la tarde
amenazaba con desplomarse ante tus pies.
El violento hastío arrasó con las horas lentas
que nos hicieron desperdiciar el tiempo
en la inmensidad de las divagaciones
que inundaron de olvido
la extensión árida de nuestros cardos.
A esta hora de la madrugada,
bajo el poder de luna,
cuando la ría baja y la mar se aleja,
se agotan los motivos para guardar rencor
al impulso de los desdenes que disfrutaste a placer
con el desorden de la sangre
que aumenta los latidos del corazón
y nos hacía descender al inframundo.
Rodeada de tu existencia
me eliges a mí entre todos los mortales
para tomar tu mano en la despedida
y sucumbir ante el adiós
que pone margen a tus lamentos
hasta hacerlos temblar
en el abismo de los pecados que llevamos a cuestas,
aquellos que compartimos noche a noche en secreto,
rodeados de imágenes fugaces
que hoy, embalsaman al amor.
En el túnel del silencio
al que sometemos a la vida,
lentamente se pierde tu imagen
y flota la esperanza de encontrarnos algún día
en un paraíso abyecto donde moran las almas perseguidas
o en el placentero goce de la abnegación errática
en donde la simpleza de la generosidad
arremete contra la virtud del engaño
que con un beso
deja impuro al más casto corazón.
Cuando disminuya este dolor....
...las lágrimas tomarán el rumbo hacia la nada,
bordearán mis mares
y en el trayecto levitará el amor
carcomido por los gusanos del olvido.
Samantha
Yucatán, México
Con tu imprevisto adiós
dejas en mis labios el rictus del desamparo
y el líquido amniótico de la soledad
se esparce voluntariamente
en la habitación oprimida por tu ausencia
la misma que mantiene en alerta
a mi sentido del olfato.
Se te grabó en la frente la huella
que dejaron tus estrellas
en una noche de fuga
cuando el sol de la tarde
amenazaba con desplomarse ante tus pies.
El violento hastío arrasó con las horas lentas
que nos hicieron desperdiciar el tiempo
en la inmensidad de las divagaciones
que inundaron de olvido
la extensión árida de nuestros cardos.
A esta hora de la madrugada,
bajo el poder de luna,
cuando la ría baja y la mar se aleja,
se agotan los motivos para guardar rencor
al impulso de los desdenes que disfrutaste a placer
con el desorden de la sangre
que aumenta los latidos del corazón
y nos hacía descender al inframundo.
Rodeada de tu existencia
me eliges a mí entre todos los mortales
para tomar tu mano en la despedida
y sucumbir ante el adiós
que pone margen a tus lamentos
hasta hacerlos temblar
en el abismo de los pecados que llevamos a cuestas,
aquellos que compartimos noche a noche en secreto,
rodeados de imágenes fugaces
que hoy, embalsaman al amor.
En el túnel del silencio
al que sometemos a la vida,
lentamente se pierde tu imagen
y flota la esperanza de encontrarnos algún día
en un paraíso abyecto donde moran las almas perseguidas
o en el placentero goce de la abnegación errática
en donde la simpleza de la generosidad
arremete contra la virtud del engaño
que con un beso
deja impuro al más casto corazón.
Cuando disminuya este dolor....
...las lágrimas tomarán el rumbo hacia la nada,
bordearán mis mares
y en el trayecto levitará el amor
carcomido por los gusanos del olvido.
Samantha
Yucatán, México